Este año celebramos el 15 aniversario del lanzamiento de Barrio Fino, el álbum con el que Daddy Yankee (1977, San Juan, PR) estableció al reggaetón como potencia y cambió el futuro musical del mundo. Si algo nos enseñaron las biografías ‘El Ganador’ (Netflix) y ‘Conocerás La Verdad’, es que cuando Nicky Jam y Héctor ‘El Father’ soñaban con ser parte de la movida musical del underground boricua, Yankee ya era una figura prominente.
Para ponerlo en perspectiva, DY está metido en el negocio desde que ‘The Noise’ era solo el nombre de un club nocturno puertorriqueño. Cuando lanzó Barrio Fino en el verano de 2004, tenía más de una década de experiencia; había fundado una disquera y se encargaba de su propio publishing. Sus lanzamientos anteriores, El Cangri.com (2002) y Los Homerun-es (2005) pasaron tres y cuatro semanas en la lista de los Top Latin Albums de Billboard, respectivamente. De hecho, el tema “Latigazo” de El Cangri.com, fue la primera canción de reggaetón que sonó en la radio de Colombia. Lo más impresionante del caso, es que lo logró con distribución independiente.
Daddy Yankee era un fenómeno musical en potencia y Barrio Fino lo hizo suceder. Él mismo lo explicó en su cover story de UMOMAG, en el 2017: “fue cuando el mundo entero, no tan sólo el Caribe y la Costa Este y Oeste de EE.UU, que ya escuchaban nuestra música, sino que con ‘Barrio Fino’, con ‘Gasolina’, el globo terráqueo se entera del reggaetón”. Barrio Fino se creó para que ningún oído ignorara al reggaetón.
En la primera canción oficial del álbum, “King Daddy” nos enseñó en qué se diferenciaba de Don Omar y Tego Calderón, las otras dos puntas del mítico tridente del reggaetón; Yankee podía equilibrar rimas rápidas y coros pegadizos con su estilo callejero. En el resto del álbum, incorporó una voz de patuá jamaiquino, cantó RnB en inglés, entonó baladas, rapeó con fiereza y colaboró con el respetado cantautor de salsa, Andy Montañez. Incluso puedes discutir que en el perreo de “El Muro”, se escuchan acordes de flamenco.
El jefe de El Cartel Records se alió a productores de la talla de DJ Nelson, pero los mayores éxitos del disco estuvieron a cargo de Luny Tunes, un dúo de trabajadores de la cocina de Harvard que lo abandonó todo para subirle la velocidad al reggaetón. Sus ritmos rápidos encajaron perfecto con el estilo de DY. Luny Tunes produjeron “Gasolina”, que, como dijo Residente, se “pegó en Hong-Kong más que en Carolina (Puerto Rico)”.
Barrio Fino llegó tan lejos, hasta el continente asiático, porque Yankee consiguió que la difunta Universal Music Group Distribution difundiera el álbum fuera de Estados Unidos. Adicionalmente, con el respaldo de la compañía, grabó el tema crossover “Oye Mi Canto” con N.O.R.E. y Nina Sky. Sin embargo, de acuerdo a Billboard, Barrio Fino no contó con distribución dentro del territorio estadounidense inicialmente. “Después de todo, esto era reggaetón, un género reconocido como un fenómeno regional de la Costa Este; aún así, llegó a la posición número uno”, explicó el medio.
Pero ni los millones de copias vendidas -certificado platino (1 millón de copias) en EE.UU- ni la lluvia de premios que ganó Barrio Fino (Grammy Latino, Billboard Music Award…), ni las decenas de países que bailaron con la “Gasolina” colectivamente, representan el impacto más importante. Daddy Yankee creó todo como artista independiente. Eligió cada beat y escribió cada letra, acompañado de productores -Monserrate & DJ Urba, Eliel, Fido del dúo A&F, Echo, Ramsis- y otros colaboradores -Wisin & Yandel, Zion & Lennox- que seleccionó sabiamente. Tenía más de una década ansiando su escalada, definiendo su sonido a medida que el underground boricua se transformaba en reggaetón (un término que se pronunció por primera vez en una grabación suya con DJ Playero, nada menos).
El Cangri firmó un contrato con una disquera grande, Interscope Records, en el 2005, bajo sus propios términos, tras demostrar lo que valía y los millones que podía generar. Raymond Ayala no salió de Villa Kennedy ni sobrevivió a un balazo para ser sinónimo de un lapso, la permanencia y el estatus de leyenda siempre fueron su objetivo, y para alcanzarlo, sabía que tenía que ser un hombre de negocios. Por eso, la lección más importante de Barrio Fino es, y seguirá siendo, “prefiero ser dueño de un peso que ser esclavo de dos”.