YG - STILL BRAZY | Discos | UMOMAG

YG

STILL BRAZY

Def Jam Recordings/Universal, 2016

Gangsta Rap/G-Funk

Valoración: 8.5

Disponible en: Amazon | iTunes

Si hay alguien que en los últimos años haya representado el verdadero legado del gangsta rap californiano, ese es YG. El de Compton apareció ante nosotros como el reverso tenebroso de ese santurrón oficial que es  Kendrick Lamar, y con su My Krazy Life demostró que la vigencia del sonido Gangsta Funk en su más pura expresión, era más que posible en nuestros días.

Con el mismo aroma a calle e inmediatez que su predecesor, Still Brazy parece diseñado para pulir todos los elementos que evitaron el que discos My Krazy Life (2014) o Blame It To The Streets (2014) alcanzarán el sobresaliente. En la producción, sorprende a priori la ausencia de un Mustard que ha medida que avance el disco, nadie echa en falta. Bien rodeado por nombres como DJ Swish, Ty Dolla Sign o P-Lo, YG tiene mimbres más que suficientes para completar tal y como quiere, el puzzle que tiene entre manos.

Imaginemos ahora un punto intermedio entre la chulería de Dru Down, la elegancia y musicalidad Foseum, DJ Quik o Daz (Dillinger), y las descarnadas fábulas callejeras de Spice 1 o C-Bo: algo parecido a eso, es el espacio mental en el que habita la propuesta de un tipo que desde el primer tema, ese magnífico «Don’t Come To L.A.», pone las cartas encima de la mesa. Su ambición, es mucha; al fin y al cabo puede que no haya otro sonido dentro del hip-hop cuyo nivel de desarrollo y excelencia, guarde una proporción tan directa a su nivel de descrédito y maltrato a lo largo de los años. Pero sus éxitos precedentes le permiten afrontar la tarea con seguridad y solvencia suficiente, como para convertir al G-Funk -sin interferencias Jazz o neo-soul- como un eje innegociable, sobre el que armar un tracklist repleto de gemas como «Twist My Fingaz«, con un inspirado Terrace Martin en la producción, o «Why You Always Hatin’?» con el ubicuo Drake y Kamaiyah, la última gran sensación del rap californiano. Dos temas que se erigen no sólo como los grandes highlights del álbum, sino también como perfecta representación de esa dualidad sobre la que está cimentando YG su obra hasta la fecha.

El de Compton no ha venido a esta party para rendir un tributo vacío de contenido, pero tampoco para ofrecer lo mismo que están ofreciendo el resto en la ciudad angelina. Lo suyo es algo tan personal y ligado a su propio bagaje como persona y rapper, como para que Still Brazy suene tan clásico como actual, tan diferente como familiar y tan fresco e inmediato, como pensado y planeado al milímetro. Uno de los discos del año.