Flume - SKIN | Discos | UMOMAG

Flume

SKIN

Future Classic/Transgressive/PIAS, 2016

Electrónica/Hip-Hop

Valoración: 7.0

Disponible en: Amazon | iTunes

Flume irrumpió como una bocanada de aire fresco en la temporada 2012-2013, en mitad de aquella ya lejana explosión EDM. Como tantos otros en aquellos días, tuvo que soportar el daño colateral de una etiqueta que en realidad, ni de lejos se aproximaba a reflejar los múltiples matices de una propuesta que si por algo brillaba, era por su independencia estética. Cuatro años después de aquel debut homónimo, el australiano regresa con un zurrón repleto de nuevas ideas y conceptos, una vez más empeñado en demostrarnos lo personal e intransferible que resulta su discurso.

Para convencernos ha resumido en diecisiete tracks los cuatro años de bagaje acumulado entre un disco y otro, incluyendo esta vez el hip-hop como llamativo plato en el menú del día. Puede que sobre el papel, la presencia de nombres como Vince Staples, Vic Mensa o sobre todo Raekwon, sorprenda por su declarada apuesta por MCs de corte «ortodoxo». Al fin y al cabo, lo previsible hubieran sido nombres más acostumbrados a navegar en estas aguas, tipo Young Thug o hasta un Kid Cudi, tirando de lo obvio. Pero su plan pasa por encontrar un lugar intermedio entre sonidos, ofreciendo en tracks como «Smoke & Retribution» junto a Staples y especialmente en ese «Lose» junto a Vic Mensa, un meritorio -aunque previsible- cruce entre el discurso de la electrónica y la actitud del hip-hop más ortodoxo. La realidad es mucho más dura para un Raekwon que con su habitual metralleta lírica, luce cual Cristo con dos pistolas en «You Know», dejando en el lugar del crimen uno de los pasajes más insípidos e innecesarios del álbum.

Mucho más agradecida resulta sin embargo, la presencia de AlunaGeorge («Innocence»), MNDR («Like Water») o  de los suecos Little Dragon, que encajan como un guante en la extraordinaria «Take A Chance» . Una brillante hibridación de Pop y ambientes electrónicos, que Flume agrupa no por casualidad en la misma parte del tracklist, generando así una sensación de continuidad que Beck se encarga de cerrar en la estupenda «Tiny Cities». Aquí, el australiano vuelve a brillar trabajando los ambientes más luminosos de una propuesta que funciona a través de su milimetrado tracklist, como un mecanismo de relojería.

Un álbum notable, quizás algo menos personal de lo que las pretensiones de Flume intentan vendernos, pero que le coloca ya del todo en el pelotón de cabeza de esa electrónica de amplio espectro, que abraza sin prejuicios el mainstream.