Kanye West
THE LIFE OF PABLO
GOOD Music/Def Jam, 2016
Rap
Valoración: 8.0
Disponible en: TIDAL
Tras un parto traumático y extraño -con varios cambios de título y tracklist incluidos- Yeezy nos ofrece ahora su séptimo disco asegurando que vamos a escuchar nada menos, que ‘el mejor disco de la historia’. Con su mesianismo habitual, Kanye juega a compararse con un tal Pablo, y nos invita a adivinar cual. ¿Pablo Picasso? ¿Pablo Escobar? ¿El Apóstol San Pablo? ¿Pablo Mármol? Dejando al margen la charlotada, no hay duda de que Yeezy cree poder compararse a los tres primeros; la influencia que ha logrado obtener en el mundo de la música, la moda y la sociedad americana en general le ha convencido de ello. De hecho, The Life Of Pablo es un continuo trasiego de todas estas obsesiones y tics que han conformado su personaje desde la timidez del The College Dropout (2004) al histrionismo y la sobreactuación de Yeezus (2013). Usándolo como espejo deformante, Kanye refleja en el álbum todos los delitos y faltas que le han convertido en uno de los músicos más amados y odiados de la década. Aunque esta vez, el tono autoparódico de muchos momentos del disco, dejan entrever una perspectiva más lúcida, limpia y feliz que de costumbre.
En lo musical, West sorprende de nuevo, apostando por una estructura mucho más convencional de lo esperado. Así, TLOP se aleja del ruidismo y el feísmo sonoro, para dejar una sensación de luz y serenidad que muchos se han aventurado a comparar con la música cristiana. Hudson Mohawke y Mike Dean se mantienen en sus puestos de mando, y la novedad vendrá por parte de Metro Boomin o Southside en un tracklist capaz de saltar de los ambientes gospel, a los clichés del trap, o a la momia del viejo -y por muchos añorado- Kanye dosmilero en un suspiro.
Hay aciertos como ese fantástico y refrescante «Father Stretch My Hands Pt 1» con Kid Cudi, o la espléndida «Highlights» con Young Thug, The-Dream y el gran El Debarge uniendo fuerzas. También desaguisados, como la prescindible «Famous» junto a Rihanna y Swizz Beatz, o el soporífero «No More Parties In L.A.» junto a Kendrick Lamar. Entre las sorpresas, el que Chris Brown asome la cabeza con brillantez en «Waves» o toparnos con Post Malone perdido en mitad de un disco tracklist de ilustres invitados.
No, Kanye no produce ni un solo track, ni es seguro que haya escrito él mismo sus apariciones en el disco. Pero como siempre, ha completado un disco notable gracias a su olfato, criterio y capacidad para aprovecharse del talento ajeno. ¿Para qué quieres más?