Snoop Dogg
COOLAID
Doggy Style Records/eOne Music, 2016
Rap/G-Funk
Valoración: 6.5
Disponible en: Amazon | iTunes
Snoop ha sido poco menos que un camaleón en los últimos años quizás por ese afán de trascender en todo aquel estilo que le diese la gana: su adorado Funk, el experimento Reggae con cambios de identidad incluidos o incluso algún tema country en el que, hay que joderse, no desentonaba. Pero el de Long Beach tenía que volver al Rap para digamos que reordenar el gallinero. Más de dos décadas en el candelero hacen que este perro viejo quiera volver por donde solía, aunque su Gangsta Rap ya como que no cuela. No porque tenga más pasta que cualquier papuchi pueda imaginar, sino porque puede que ya no tenga ese ‘hype’ de las calles. Entendedme, tiene el respeto, pero no está con una Glock en la guantera de su Cadillac.
Aunque está claro que Snoop no ha querido convertirse en una caricatura de sí mismo y ha tomado buena nota de la vena combativa que puebla el colectivo de afroamericanos y afroamericanas cada vez más ultrajado por los abusos del sistema policial y político. Así que lo de fumar está bien, pero Broadus ha ido más allá hablando por ejemplo de su militancia más que conocida («Super Crip»). Por ejemplo, en el tema que da nombre al álbum Snoop vuelve a rapear lento, con esa exquisita somnolencia, pero manteniéndote siempre con ese tímpano alerta.
Además, Snoop suena actual pero clásico, algo que hace de este Coolaid un clásico instantáneo en el que recordar las lecciones del Doggfather. La nómina de productores es tan variopinta como exquisita, sabedor de que no se puede relajar en ningún momento. En el capítulo de colaboraciones al micrófono, llena pistas como Jeremih en «Point Seen, Money Gone» y hace gozar con Wiz Khalifa en «Oh Na Na» y ese sabor ochentero exquisito o en el single «Kush Ups«… jodido temón para reventarlo en el coche.
Hay, por supuesto, temas olvidables como «My Carz», pero sigue con ese gusto por esos sonidos tan orgánicos como bailongos en el sentido Groove del término («Two Or More»). Está más que claro que Snoop si ha tirado del diseñador de la portada de su opera prima es que quiere recordar quién manda. Es una vuelta de tuerca sin experimentos que funciona y le mantiene, como decíamos, como el gallo de un gallinero bien revuelto. Don’t mess with Snoop!
Le perdonaremos deslices anteriores porque el muy cabrón siempre sabe volver por sus fueros. En el año de la despedida de Kobe de sus queridos Lakers, este flacucho quiere aclarar por activa y por pasiva que sigue en forma. Eso sí, rapeando, mostrando ese Flow que le hizo gigante, algo que hace que nos olvidemos de sus resbalones creativos para estar en temas de David Guetta o Katy Perry. Al fin y al cabo, nosotros sólo somos periodistas, algo cascarrabias y puretas, pero recalcando nuestra lengua afilada un motivo más que justificado: Doggystyle cambió nuestras vidas.