Los «timings» de los promotores a veces son un secreto intrincado que nunca lograremos desentrañar. Porque de otra forma no se explica que en un mismo show estuvieran dos pesos pesados como Mavis Staples y Lee Fields, colocando a la gran diva en calidad de telonera y pocos meses después de haber estado en sendos conciertos. Del de Mavis habían pasado bastantes meses, pero el espectáculo que planteó encima de las tablas de La Riviera no difirió demasiado del que dio en aquella edición de los VERANOS DE LA VILLA. Quizás sea porque lo tiene todo ganado, pero llevar a cuatro coristas y una deslavazada banda integrada por tres músicos ramplones sí que la confina a la mentada condición de comparsa.

Interludios llenos de virtuosismo de chancleta, descansos incluídos (y lógicos) de la buena de Mavis, flanqueada con su hermana (uno de sus apoyos vocales) en unas «sillicas» al efecto en un lado del escenario, un guitarrista que gesticulaba sin transmitir y un vocalista «malludito» que hacía esfuerzos ímprobos por llegar a alguien de la fría parroquia madrileña, condenaron al show a una insuficiencia lamentable.

Lo realmente curioso y llamativo fue que la sexagenaria (por lo menos) vocalista echara mano del manido discurso de los derechos civiles de los afroamericanos y que no aludiera en un solo momento a reelección de Obama. Sea como fuere, Mavis revisó temas de su relativamente amplia colección de canciones, el clásico «The Weight» de The Band, con indudable calidad, pero esa banda para rockeros con puntas en sus camisas vaqueras no es para rasgarse las vestiduras.

…Pero llegaron Lee Fields & The Expressions, haciendo buena su denominación, ya que fueron todo expresividad. Con una banda con unas cuerdas y unos vientos que nos rememoraban la era dorada del Soul, Aunque con el pero de unos coristas que alternaban esta labor con la de tocar la guitarra y el bajo con más bien poca gracia, aunque también hay que decir que estaban mal ecualizados.

El torrente de zarpazos musicales llegó de la mano de un vocalista en estado de gracia y que quizás abusó de sus homenajes más que obvios a ciertos movimientos «cliché» del Padrino James Brown. Pero su voz todo lo pudo, llegó a donde no llega casi nadie, con alaridos de los que permanecen indemnes al paso del tiempo.

«I Still Got It» viene a significar la idea primordial: que sigue «teniéndolo» y que sólo le resta el seguir llegando a todas partes con canciones tan potentes como «Faithful Man» o «You’re The Kind of Girl» que hicieron las delicias de una lastimosamente reducida concurrencia. ¿Será que la gente no entiende de esto o que no tiene dinero? Sea como fuere, el sólo verle regresar para sus bises con un chaleco lila y conectar de esta manera con el público mereció muy mucho la pena.