Miguel - WILDHEART | Audio | UMOMAG

Miguel

WILDHEART

RCA Records/Sony Music, 2015

R&B Alternativo

Valoración: 7.5

Disponible en: Amazon | iTunes

«I’m your pimp, I’m your pope, I’m your pastor, babe / Confess your sins to me while you masturbate»… con estas credenciales qué se puede decir más de la pimienta de Miguel Pimentel… pues entrar en su universo sonoro y dejarse seducir por este muchacho que conquistó hace tres años el por aquel entonces anémico panorama del R&B norteamericano.

Fue el momento en el tiempo en el que artistas como Frank Ocean, The Weekend o Janelle Monáe dijeron que no se podría dejar todo en manos de canciones bailongas, con tintes electrónicos y exentas de introspección. Fue precisamente ése el pasaporte para que los plumillas resabiados dejasen de hablar de «cantantes mojabragas» y viesen que esto sigue yendo en serio.

Está claro que Miguel tiene un concepto musical sólo explorable por algunos avezados escuchantes que no tengan prejuicios con lo que se muestra en este tercer largo. Con Wildheart ha querido plasmar que las tendencias le miran a él y no él a las tendencias. Su querencia musical por Prince es más que preclara en temas como «Going To Hell», con ese punteo constante de guitarra eléctrica, aunque con aportaciones vocales marca de la casa, sin forzar más de la cuenta. Si hay algo que ha cambiado en el R&B es que el envoltorio ambiental propicia que las voces no tengan el principal protagonismo. Antes, las instrumentales importaban, pero se miraba muy mucho la voz que tuvieses… Miguel no canta ‘La Traviata’, para que nos entendamos, pero tampoco lo necesita.

Además, el vivir en Los Ángeles no es algo circunstancial, sino que es algo que no deja de destacar en temas como «Hollywood» en «NWA» con el otrora olvidado Kurupt o el himno llamado «Hollywood Dreams». Su carta de presentación es tan sincera que dice que es demasiado negro para los mejicanos y que se siente solo en «What’s Normal Anyway», lo cual le acerca al planeta Tierra. Da la idea de ser un cantante con tormentos que compartir, algo que le entronca con Marvin Gaye, sin concesiones a poses de «qué cachas soy» o «qué bien follo». Aquí la diferencia con Miguel estriba (véase el vídeo de «Coffee«) en que la mujer no es accesoria, sino que es básica, su placer es innegociable y que aquí juegan los dos (o los que se apunten a esta tórrida celebración sexual).

Miguel ha sabido mantener ese halo de misterio suficiente para que la gente especule con sus presuntos piques con Frank Ocean, sobre su auténtica estirpe de amante del siglo XXI y sobre esas paletas de sonidos en las que se mueve como pez en el agua recordándonos que el R&B es más grande que lo que cabe en tu cabeza.