Will.i.am

#WILLPOWER

Interscope Records/Universal, 2013

Electrónica/Pop/Hip-Hop

Valoración: 4.0

Disponible en: Amazon | iTunes

El líder del popular grupo Black Eyed Peas, bautiza su cuarto álbum en solitario con el nombre de #willpower. Y no cabe duda que power le sobra. Cantante, actor de doblaje, DJ, productor, jurado en la versión inglesa del programa ‘The Voice’ y hasta director de innovación creativa de la compañía tecnológica Intel. Su música ha sonado hasta en Marte, siendo el primer artista en trasmitir una canción en el planeta rojo. Y entre sus proyectos está la creación de su propia compañía de coches llamada IAMAUTO.

El pluriempleado Will ha sacado tiempo para lanzar su último trabajo discográfico. Un disco que no es más que otra muestra de su ambición y visión empresarial. Título del álbum a modo de hashtag como descarado método de autopromoción, atrayendo así a la generación Twitter; y lista de colaboraciones capaces de inducir al grito de las fans adolescentes (Justin Bieber, Miley Cyrus o Chris Brown).

#willpower acerca el hip-hop a la música dance. Una fórmula con la que Black Eyed Peas lideraron las listas de éxitos y obtuvieron hasta seis Grammys. Desde que Will.i.am creara el grupo con su colega Apl.de.ap en 1988 llamando la atención del mismísimo Eazy-E, BEP ha sufrido numerosos cambios. Fue en su penúltimo disco juntos, The E.N.D (2009), donde se apropiaban de un estilo «Hip-Pop», con un sonido más electrónico y dance. Y otra vez, Will.i.am insiste en esta mezcla en su último disco en solitario con la pretensión de repetir triunfos.

El reconvertido a hombre de negocios busca desesperadamente el éxito con un disco que, más que disco, se podría calificar de producto por la ausencia de corazón y personalidad. Es simplemente business. Quince interminables canciones (dieciocho en la versión deluxe) que aspiran a ser himnos discotequeros en un álbum cuyo lanzamiento se ha venido retrasando desde finales de 2011. Un batiburrillo de estilos desde del pop y el dance, a los ritmos más modernos del dubstep y el trap, pasando por el glich hop; y cambios bruscos de ritmo que pueden llegar a saturar y provocar un leve dolor de cabeza si no estás ebrio.

Ninguna pega, por otro lado, a la producción del disco. Elementos perfectamente fusionados en lo que es una gran obra de ingeniería. El propio Will.i.am es quien firma la producción del disco junto con otros nombres (más de 10) como Steve Angello o Sebastian Ingrosso, ambos del colectivo sueco Swedish House Mafia.

«Scream and Shout» es la pista destacable del disco. Con un hedor a ridiculez que la dota al mismo tiempo de un inexplicable encanto. La culpable es la princesita del pop quien entona sin sonrojarse: «It’s Britney, bitch!».

No iba desencaminado Will en el título. Willpower o «fuerza de lo voluntad», su traducción literal, es lo que se necesita para escuchar el disco entero.