«Black is Back» partía de la premisa de ofrecer al público de la capital una ristra de formaciones musicales que sacaran a la palestra una vez más la grandeza y lo vigoroso de un estilo que tiene gran cantidad de adeptos, sobre todo de gente de mediana edad. En un espacio multidisciplinar y de tanta superficie como El Matadero se planteó la actuación de diversas bandas deudoras del Soul y el Funk más ortodoxo. Las tardes y noches madrileñas acompañaron con un clima benigno y la Nave 16 se convirtió en una especie de Baile de Fin de Curso.

Mucho mod, mucho sixties, mucha Pin Up y gente que sencillamente quería pasar un buen rato se reunieron en un evento en el que se palpaban auténticas ganas de bailar y disfrutar. Destacamos cuatro de las actuaciones de los dos días por encima del resto. De una parte, una desconocida (para el que escribe) Lisa and the L.I.P.S., que por un momento nos recordó a la mejor Tina Turner, por aquello de la energía volcada en el escenario. Percepción que se consolidó y se contrastó una vez interpretó vigorosamente la «spectoriana» «River Deep, Mountain High». Otras versiones como «Mr. Big Stuff» pasaron por el tamiz de esta gran banda, en la que los alaridos de esta Afrowoman nos hacían regresar a esos tiempos en los que la música era cuestión de pasión. La conexión con el público fue evidente y servía de aperitivo de lujo para lo que se avecinaba.

Entonces llegó el momento por el que todo esto de luchar por una causa musical en un país que le da la espalda casi sistemáticamente cobró sentido. Llegó un trío de ases que nos hizo sonreír, disfrutar y emocionar con sus armonías, con su profesionalidad, con su entrega. Además, gran parte de ese momentazo se lo debemos a un combo de Girona que haría de nuevo de las suyas 24 horas después. Nos referimos a los Pepper Pots, quienes interpretaron con un mimetismo exquisito los «Mega Hits» de esta legendaria banda. Se apropiaron con respeto y exquisitez de himnos como «People Get Ready», «Gipsy Woman» o una inolvidable «I’m So Proud». Todo eso antes de comprobar que Reginald, el cantante principal, no desmerecía el legado y el gran hueco dejado por Curtis Mayfield. El resto de los integrantes, supervivientes de la originaria formación, superaban con creces las 60 primaveras, pero demostraron una agilidad y una disciplina encomiable. De hecho, terminaron enardeciendo al personal con un homenaje al «Superfly» de Curtis, zoot suit incluido, y con una revisión espléndida de «Move On Up».

Con el listón tan alto, obvio era que la jornada del domingo no iba a saciarnos de igual manera. Aunque el menú fue de auténtico lujo: las actuaciones que cerraron el «Black is Back» eran dos regresos sonados: el de un James Hunter que hizo gala de una veteranía solvente, lo cual le condujo a las medianías y a la corrección más insulsa. Ya saben ustedes que estos ingleses no darán que hablar nunca negativamente, aunque tampoco nos quedamos con la sensación de que nuestras zapatillas no dejaran de moverse. Y mira que lo intentó el buen hombre, pero el desdén generado por un los problemas iniciales con el sonido dieron al traste con sus inmejorables intenciones. A destacar «Jacqueline», diría que el mejor tema de su celebrado álbum The Hard Way (Hear Music, 2008).

Como broche de oro, para enmarcar, el segundo regreso al que aludíamos: Eli «Paperboy» Reed, con una banda de auténtico lujo: The Pepper Pots. Esta banda presentó su exquisita propuesta antes de presentar al de Boston con un nuevo apodo: Eli «Pepperboy» Reed.  Fue entonces cuando «The Satisfier» empezó a sonar y se vislumbraron las razones por las que es invitado una y otra vez a todos los Festivales y eventos de meridiano buen gusto en nuestro país. Con un atuendo más informal de lo habitual y rescatando temas tanto de su discografía como del EP conjunto con los catalanes Time and a Place, Eli volvió a meterse al respetable en el bolsillo. Memorable el dueto con Aya Sima, una de las vocalistas de Pepper Pots y una versión de la jamaicana «How Can I Forget», que estuvieron a la altura de un Festival bien tramado y esperemos que con una siguiente edición.