En los últimos años Esperanza Spalding está visitando con regularidad nuestro país. A pesar de ello, había expectación por disfrutar de la presentación en la capital de su nuevo trabajo Radio Music Society (Concord/Universal). Y a su propuesta hay que añadir el atractivo que supone para el espectador, en tiempos de crisis, encontrarse con un escenario lleno de solventes instrumentistas que ayudan a trasladar el sonido de su idea discográfica.
Hasta once músicos respaldan a la bajista de Oregon en el directo, resaltando al pianista argentino Leo Genovese, al veterano e ilustre guitarrista Jef Lee Johnson (algo infrautilizado) y la potente sección de metales (siete componentes) capitaneada por la solvente saxofonista Tia Fuller. Con esta composición de la banda, el público pudo disfrutar con el poderoso sonido de la formación al completo o con temas más intimistas interpretados en formato cuarteto junto al baterista Lyndon Rochelle.
La sala Joy Eslava se llenó de incondicionales de Esperanza, un público entregado a la complicidad que la artista propone. Sin lugar a dudas, uno de sus mayores activos es su magnetismo en el escenario y la empatía que hace que los temas se encadenen con naturalidad, incluidos los muchos guiños que realizó en nuestro idioma.
Sus nuevas grabaciones fueron la base del concierto. El primer momento coreado fue la versión de «I Can’t Help It», la canción creada por su adorado Stevie Wonder. El ecuador de la actuación estuvo dominado por la reivindicativa «Blak Gold». Y la apoteosis final llegó de la mano de «Radio Song». Tres de los temas de su nuevo álbum: los que sus seguidores más esperaban. Y quizá echamos en falta alguno de sus coqueteos con la bossa, habituales en su primera discografía.
Una actuación muy vistosa en líneas generales con dos pequeños matices. Algunos momentos se hicieron algo más tediosos por querer dar protagonismo a todos los componentes de la amplia formación. Y el segundo, su vuelta al escenario tras la primera despedida. Ella sola con su bajo acústico, demostrando sus muchas cualidades como bajista y con su scat: perfecto y cercano. Pero su último tema, solo respaldada al piano y batería, dejó un poco frío a toda la concurrencia, que esperaba volver a disfrutar del sonido de la banda al completo. Ya se sabe que mejor terminar con un buen sabor de boca. A pesar de esto, es muy posible que estemos antes el show de Soul-Jazz-Funk más potente que esté girando ahora mismo por todo el mundo. Y Esperanza Spalding una artista que, a buen seguro, seguirá creciendo.