Hay cosas que no cambian…como la puntualidad de los conciertos en este país. Dicho esto, una abarrotada Sala La Riviera (entradas agotadas) recibía con los brazos abiertos al dúo revelación del pop español en el penúltimo concierto de su «fin de gira»; este invierno se meterán en el estudio para grabar su segundo larga duración.

25 minutos después de la hora prevista el bullicio del ambiente dio paso al silencio y a la salida del productor y músico canario Ale Acosta junto al baterista Carlos Sosa (tercer miembro de FF). Con Acosta a la guitarra, se escucharon los primeros ritmos antes de que las luces ganasen fuerza y dibujasen la figura de la cordobesa Nita, enfundada en un traje largo negro con apertura lateral y zapatos de plataforma. Como seña de identidad, las rosas y el abanico rojo que tan buena suerte les ha traído hasta ahora.

En su repertorio, temas imprescindibles como «The Engine», la rítmica «Uh Huh», los singles «Talking» y «Monkey» con los que fueron ganándose a una audiencia que estaba entregada a la causa desde el minuto uno. La complicidad entre Ale y Nita era palpable, la timidez de uno (Ale) sobre el escenario contrastaba con el desparpajo del otro (Nita). Ellos son la base y el alma de este grupo, pero no hay que olvidar el notable trabajo de Sosa. Haciendo un guiño a sus inicios, interpretaron «Driving Fast» perteneciente a su EP 1 (2010).

La segunda parte del concierto, tras una breve pausa, comenzó con la pegadiza «Shiny Soul» (con la que abre su primer disco homónimo) que volvió a despertar a los asistentes para dar paso a la guitarrera «Just». «Brazil» y la conocida «Always Searching”» pusieron la nota final a su hora y media de espectáculo. Una y otra vez agradecieron al público su gran respuesta en una complicada «plaza» como suele ser Madrid. El único pero, por poner alguno, el exceso de pausas entre canción y canción que hizo que más de alguno/a se «desconectase» antes de tiempo.

Difícil encontrar dos artistas nacionales como Ale y Nita, con esa naturalidad fuera y dentro del escenario, y con la calidad musical suficiente como para desmarcarse de los chirriantes sonidos que inundan la mayoría de radio fórmulas. No vamos a descubrir a Ale a estas alturas después de su paso por Mojo Project, pero lo de Nita tiene su mérito. Cantar en inglés de la manera en que lo hace, combinándolo con sus raíces flamencas y que suene creíble.

Con sólo un disco en el mercado, Fuel Fandango han pasado del anonimato al reconocimiento en nuestro país en menos de dos años. Su propuesta fusionando estilos como el funk, soul, la electrónica y el flamenco ha ido calando poco a poco hasta conseguir metas impensables hoy en día, como la de llenar una emblemática sala como es La Riviera. Desde el primer día tienen muy claras las ideas y ahí reside la fuerza de su música. Su promesa, volver a la capital la próxima primavera con nuevo disco bajo el brazo. Les esperaremos.