Cuando ya creíamos que tras más de seis años desde que la cantante de soul Ayo debutara con Joyful, ésta nunca pasaría por España, la vida te da sorpresas como ya cantaba Rubén Blades. Y es que, la alemana ofreció el pasado jueves su primer concierto en la capital. Un concierto organizado dentro del marco del «I Ciclo Madrid Inquieta», y que respondió con creces a las expectativas que el aforo completo tenía puestas en la cita. La Sala But se encargó de albergar este estreno y Ayo no tuvo problemas para encandilar al personal.

A las nueve y media de la noche aparecía en el escenario una silueta espigada y esbelta, daba la sensación de que no se iba a terminar nunca, pero lejos de asustar, toda ella causó en el público algo a caballo entre el asombro y la timidez. Y es que esta mujer tiene un problema, o más bien una bendición, se trata de una sonrisa espectacular capaz de iluminar hasta la mismísima oscuridad, de hecho no había nadie por allí que no hiciera referencia a la belleza de la cantante.

Eligió «I’m Walking» de su último álbum Ticket To The World para presentarse, de manera muy humilde y con una voz sin desperdicio alguno. Continúo bailando al ritmo de «Hullabaloo» y se destapó con «I’m Not Afraid» de su disco Gravity At Last. Con «Who» nos descubrió su lado más improvisador que no dejaría apartado en toda la noche. Y sin dejar de cantar, Ayo levantó los ánimos cantando, «si la música supone para mí sentirme mejor, yo espero verdaderamente que vosotros os sintáis mejor».

Acompañada de su banda, quienes estuvieron chapeau, nos llevó de la mano hasta las Islas Reunión con «Teach Love». Pero como sucede en las lentas, el continuo murmullo del gallinero no permitió apreciar el sentido de esta letra. Suerte para algunos que la siguiente era «I Wonder», una revisión de la canción de Sixto Rodríguez que conocimos gracias al éxito de la cinta ‘Searching For Sugar Man’.

Un pequeño homenaje a la Motown y derramó su maravillosa energía con una jam sesion en la que todo el mundo se apuntó a bailar. Desapareció del escenario para de repente aparecer abajo camuflada entre la multitud y convertirse en una más bailando y agitando las manos con «Slow Slow (Run Run)».

No se olvidó tampoco de sus éxitos tan aclamados como «Life is Real» o «Down On My Knees». Pendiente de la hora y entusiasmada por el recibimiento del público madrileño decidió pedir un tiempo extra para marcarse alguna que otra canción más, un gran detalle que todos agradecieron entre aplausos.

Para terminar con casi dos horas inolvidables, la risueña Ayo dijo adiós a la capital dejándola con «Fire» y una pequeña demostración de sus altas aptitudes para el rap, sí señores, ¡Ayo sabe rapear e improvisar! No sabemos si volverá a traer esa sonrisa a nuestro país, pero por lo menos el jueves pudimos constatar que ambas partes, tanto público como cantante, se fueron de allí muy satisfechos.