El festival «Jazz in Blue» ha cerrado su lista de conciertos en Madrid con una gran apuesta, el crooner estadounidense José James. ¡Y qué apuesta! Tarde pero con decisión, así entró el presente versus futuro del jazz la noche del sábado sobre el escenario de la Sala Galileo Galilei. Allí logró con su banda, que ese dato se olvidara durante las casi dos horas que duró el concierto.
Si hay algo que distingue a este joven vocalista es su carácter polifacético. El de Minnesota lo mismo fusiona las vertientes más profundas del jazz con lo callejero del hip-hop, o se suelta con algún que otro golpe delicado de neo-soul para llevarlo al R&B. No hay etiquetas para José James, eso lo convierte en uno de los imprescindibles del cuadro jazzístico actual.
Siempre rodeado por reconocidos instrumentistas, esta vez no iba a ser menos. Se trajo consigo al trompetista Takuya Kuroda (el más laureado de la noche, sin duda), el bajista Solomon Dorsey (ojo, uno de los descubrimientos de Bobby Watson, el saxofonista), Richard Spaven en la batería y el gran Kriss Bowers al piano y el teclado.
Con el local abarrotado, James y su voz de barítono en ristre bien afinada, se ganó al público desde el minuto uno en el que entonó «It’s All Over Your Body», canción que abre las puertas de su último trabajo, No Beginning No End. Este álbum es el comienzo de una nueva andadura en su carrera bajo el paraguas del legendario sello Blue Note Records.
Tras saborear la euforia del público madrileño, JJ se enroló entre palmas con «Sword and Gun», donde Kuroda tuvo espacio de sobra para desarmarnos con su solo de trompeta, perfección a la japonesa. Con el ritmo de «Vanguard» se lució el batería, quién con la extensión de las improvisaciones de sus compañeros tuvo aguante para rato.
El momento romántico de la velada lo protagonizó la canción «Come To My Door». Guitarra acústica en mano y la voz enredada en un susurro que convierte sus canciones en «sensuales o sexys», según sus recientes declaraciones, el cantante hizo las delicias de las féminas allí presentes invitándolas a su puerta.
Y comenzaron las versiones…»Simply Beautiful» del reverendo Al Green, interpretación correctísima de José. «Ain’t No Sunshine» y «Grandma Hands» de Bill Withers, alargadas a más no poder, aunque todo hay que decirlo: gustaron. Y con ellas Kris Bowers, más que excelso con su piano.
«Park Bench People» acabó convertida en una dilatada jam sesión. La sorpresa vino cuando James se atrevió con «Rape Me» de Nirvana ¡Caray! Arriesgo cuando se montó el solito una improvisación vocal de rap de unos diez o doce minutos, a más de uno le dio tiempo a ir y volver del baño, interrumpirle con aplausos y a desesperarse. Y por fin… Más aplausos. Pese a eso, triunfó el ecléctico José James en el Galileo Galilei.