El carnaval de Nueva Orleans se trasladó por un par de horas a la Joy Eslava de Madrid. Con Trombone Shorty y los New Orleans Avenue estaba cantado que la noche del pasado domingo (7 Jul.) iba a ser una fiesta. Gafas de sol, trombón y trompeta en cada puño, bien altos para que se vieran, todo un peso pesado de tan sólo 27 años se presentaba cual estrella de rock en el escenario para delicia del público. Dos primeras notas, un movimiento rápido de pies, y una pequeña arenga en ese inglés sureño casi ininteligible y ya se lo había ganado todo.
«Supafunkrock», sí, eso hicieron el domingo Troy Andrews y los suyos, o por lo menos, así lo llama él. Es una mezcolanza que no sabe mal y no deja indiferente, predican soul, rock, jazz, funk y pop al son de una buena aderezada brass band que se lo curra hasta decir basta.
Presentaban su último álbum For True aquél que sacó allá por el año 2011 y que está repleto de grandes colaboraciones, rememoraban también Backtown, disco que dio a conocer su carrera en solitario. Traían el ritmo y eso parecía entre los allí presentes, un motivo más que suficiente para abarrotar la sala (en la medida de lo que invita un domingo, claro), el tipo más rifado de los festivales de jazz internacional se colaba en la ciudad, otro fundamento para estar.
Un experimentado Trombone Shorty en el movimiento de las grandes masas (pues qué mejor maestro que Lenny Kravitz para ello), sacó voz y pulmón interpretando canciones como «The Craiziest Thing» o «Something Beutiful» una de las más coreadas por el público. Tampoco pudieron faltar «Neph», «For True», «Hurricane Season» o «Dumaine Street» que pusieron a bailar al personal, mientras que Shorty se dejaba la vida pasando del trombón a la trompeta, perfectos ambos por cierto. Su quinteto, el guitarrista Pete Murano, el bajista Michael Ballard, Joey Peebles en la batería y Dan Oestreicher y Tim McFatter al saxo estuvieron categóricos cada cual en su materia.
Hacia el final de las casi dos horas que duro el concierto se armó el lío, cada miembro de la banda con su baqueta asaltaron la batería y jaleados por Andrews se marcaron un solo de cinco, algo muy típico que hacen las bandas este último año, pero que aún así sorprende y más si se hace con tanta energía.
Amagaron en irse y volvieron de nuevo ante los aplausos continuados del público para tocar la esperada «Do To Me» y a partir de ahí fue donde realmente se armó el carnaval de Nueva Orleans, de repente Shorty invitó al escenario a un espontáneo que se había traído su propio saxo de casa y… ¡Lo dejó improvisar! Todo un espectáculo para terminar su visita a la capital.
Una victoria más que se apunta en su palmarés este joven peso pesado, ya no es ni promesa, es un claro vencedor entre la trompeta y el trombón, y si Wynton Marsalis dice que es bueno, será por algo. Prepara nuevo disco para este otoño, ¡habrá que estar atentos!