Noel Gourdin encara un nuevo comienzo tras haber vivido una de esas paradojas que suceden de cuando en cuando en la industria musical. Pasó de ser número 1 en las listas del Billboard con el tema «The River» al ostracismo por obra y gracia de una multinacional sin miramientos. Con una espiritualidad inoculada desde niño, jamás perdió la fe y vuelve con un trabajo en el que nos muestra una vez más que estamos ante un verdadero caballero subestimado.
UMOmag.com: ¿Cómo cambia la vida de un artista cuando en su primer trabajo incluye un hit que llega directamente al Billboard? ¿Cómo pasó «The River» por tu vida?
Noel Gourdin: Ha cambiado de forma dramática porque no hay sitio donde actúe en que la gente no esté esperando que interprete «The River». Hay quien todavía me da las gracias por grabar una canción así. La compusimos 3 o 4 años antes de que el público la escuchase; desde el primer momento, al empezar a escribirla y debatir sobre su concepto, sabíamos que teníamos algo especial entre manos. Al escucharla, percibes un sentimiento de nostalgia, y yo incluso inventé la palabra ‘retro relevant’ para describirla: es retro porque tiene un toque añejo pero a la vez es relevante en su ambiente, en su concepto y en la forma en que se identifica con un grupo importante de personas. La verdad es que fue tremendo tener un éxito así justo al principio de mi carrera, que llegase al nº1 del Billboard y se mantuviese en él varias semanas. Me siento afortunado.
UMOmag: Eras una de las apuestas de un sello importante como Epic Records. ¿Por qué se ha dado este salto al circuito independiente sin al menos haber intentado tener una trayectoria en una multinacional de ese calibre?
NG: La forma en que nos separamos fue algo extraña. Lo que ocurrió entre Epic y mi equipo fue una especie de crisis de comunicación. Es raro tener una canción como «The River», que se mantuvo 15 semanas en el primer puesto de Billboard, y que exista falta de comunicación entre artista y sello. Pero las cosas pasan y creo que Dios siempre pone obstáculos en nuestras vidas por alguna razón. Al principio me afectó muchísimo y pasé por una pequeña depresión, pero gracias a mi familia y amigos y rezando a Dios, sabiendo que puso esa prueba en mi camino por una razón concreta, pude salir de ello. Supongo que era el momento de que Sony y mi equipo se separasen, pero en ningún momento me arrepiento de haber estado en el sello porque allí conocí a gente estupenda y de gran talento, con quienes hoy conservo el contacto. Creo que todo se basa en las relaciones, en saber mantenerlas y en alimentarlas, fue un gran comienzo de mi carrera y ahora miro al futuro con este nuevo proyecto. Intento no mirar demasiado hacia atrás, es lo que ocurre cuando empieza un nuevo año: es un nuevo comienzo.
UMOmag: Boston es una ciudad desconocida en lo tocante a R&B. ¿Qué nos puedes contar de tu tierra natal en lo que se refiere a la escena musical?
NG: Mi ciudad, Boston, es conocida como un territorio rock. No es muy común que un cantante de R&B/Soul salga de Boston, pero siempre me he fijado en New Edition, que salieron antes que yo, o en la gran Donna Summer que también procedía de Boston. Sólo intento hacer justicia a la ciudad y en mi caso me baso en la influencia de los viejos discos de soul de mi padre; mi familia es de Mississippi y solía escuchar soul en el coche, cuando viajábamos hacia allí desde Boston. Le debo todo a mi familia y a las leyendas del género: Marvin Gaye, Sam Cooke, Tyrone Davis, Johnnie Taylor… A ellos les debo todo porque, para alcanzar mi estilo, me he basado en lo que ellos hicieron antes. Me fijo en esas referencias y no escucho demasiada música actual y no porque carezca de calidad sino porque me gusta escuchar a los artistas clásicos. Sólo intento dejar el nombre de mi ciudad en lo más alto y hacer la mejor música posible.
UMOmag: ¿Crees que ha cambiado la forma de cantar de aquellos cantantes que copan las listas? ¿Ya no se canta el estilo «old fashioned»? ¿Se miran otras cosas a la hora de encumbrar artistas?
NG: Creo que ha cambiado de forma drástica. Parece que la gente sólo lo hace por dinero y por llamar la atención. Cualquiera que intente ceñirse a las leyes musicales lo tiene difícil hoy día para estar en el candelero y para conseguir la atención del público masivo, pero todos tenemos que coexistir y la competencia no ha de ser agria porque la gente lo percibe. Como suele decirse: «Es lo que es». Lo único que podemos hacer los artistas de mi género musical es crear la mejor música posible porque la industria no nos lo pone fácil, y esperemos que el público siga mostrándonos su aceptación para mantener viva esta música. En mi opinión, este género musical es el mejor que se haya creado nunca y esa es la razón por la que aún suenan cada día en la radio esas canciones de los artistas clásicos.
UMOmag: ¿Cómo recuerdas el momento en el que supiste que lo de cantar iba en serio?
NG: Fue increíble. Cuando cantaba con 5 años, no pensaba en que sería cantante en un futuro. Estando en el instituto descubrí que tenía cierto talento y no es que fuese el típico que canta en todas partes sino que ensayaba mucho pero de puertas adentro. Soy virgo y muy perfeccionista, no quería que nadie escuchase mi voz hasta que yo no tuviese confianza en mí mismo. Sólo cantaba para mí o para mi familia, que son mis críticos más duros y eso es algo que me encanta, me gustan las críticas constructivas. En 2002 tuve la oportunidad de aparecer en la banda sonora de la película ‘The Cookout’ en la que trabajaba el legendario productor de Nueva Jersey Kay Gee (Naughty By Nature), sin tener siquiera un contrato discográfico. Ese fue el momento en el que me di cuenta de que hacía lo que hacía con un propósito, que Dios me había bendecido y dado la oportunidad de hacer lo que debería hacer. Fue una sensación estupenda saber que haces lo que Dios quiere que hagas.