Snoop Dogg - BUSH | DISCOS

Snoop Dogg

BUSH

Columbia Records/Sony Music, 2015

Rap/Funk/Soul

Valoración: 5.0

Disponible en: Amazon | iTunes

Es un hecho. Hoy por hoy, Snoop es poco más que un icono Pop de amplio espectro. Un descolorido y manoseado muñeco al que todo aquel que tenga un buen puñado de dólares -Julio Iglesias Jr incluido- puede acudir para dar lustre a la más absurda de sus ocurrencias musicales. Y es que por más que haya intentado redimir sus pecados con proyectos tan inesperados como interesantes como aquel 7 Days of Funk junto a Dam-Funk, lo cierto es que Snoop y sus inopinadas aventuras hace tiempo que han dejado de tener gracia. Si a esto le añadimos al Pharrell Williams productor, viviendo una tercera juventud recuperando beats de cuando Tinashe estaba en la guardería, podemos afirmar que en Bush se han juntado el hambre y las ganas de comer; dos artistas en el ocaso de sus carreras, con a priori, poco o nada nuevo que aportar a nuestros ocupados oídos en este 2015.

¿Su fórmula? Fácil: nos colocamos a rebufo del éxito del disco de Mark Ronson, auténtico epitafio a la manida fiebre retro-funk, añadimos a algún soulman viejete, y lanzamos algún que otro destello que evoque el buen recuerdo que nos han dejado siempre los encuentros musicales del pasado entre Snoop y Pharrell. Sí, todo es tan obvio y obsceno como parece. Como dos viejos monologuistas cansados de contar siempre los mismo chistes, este dúo de oportunistas se dejarán caer en cada track con la triste desgana del que sabe que el público no sólo conoce todos sus chascarrillos, sino que además se espera que los cuente una y otra vez. Si a esto la añadimos la presencia de nombres como Stevie Wonder o Charlie Wilson, la foto, efectivamente, resulta desoladora. Dos señores de casi cincuenta años que, sin dudarlo un segundo, rizan el rizo de la pornografía nostálgica reclutando a dos sexagenarios con la esperanza de dar brillo y empaque a un proyecto que ellos mismos han decidido hundir en el más absoluto tedio.

Dicho esto, no todo es negativo en Bush. Nadie puede negar que como prefabricado ejercicio de retro-funk, el invento por momentos puede llegar a resultar aparente para los oídos menos exigentes. Ahí están temas tan rutinarios pero efectivos como «I Knew That», «So Many Pros» o «Im Your Dogg» -con Kendrick Lamar, Rick Ross y un Charlie Wilson, tan pletórico como descontextualizado, bordeando los códigos vocales del New Jack Swing en sus coros- para demostrarlo.

Pero no nos engañemos, el espejismo se disipa enseguida. Infames autoplagios como ese «Run Away» junto a Gwen Stefani, se encargarán de devolvernos a la irritante realidad de un disco que Pharrell Williams da la sensación de haber producido con la misma pereza y desfachatez con la que los Rolling Stones planean sus giras. Quien sabe, puede que convertirse en la versión hip-hop de eso sea exactamente su objetivo.