Nina Zilli

SEMPRE LONTANO

Universal Music, 2011

Soul/Reggae

Valoración: 7.5

Disponible en: Amazon | iTunes

Tras el momento crítico y superando por momentos lo chusco, este año hemos mirado con otros ojos el «Festival de Eurovisión». Y no sólo porque el tema de Pastora Soler fuera decente, sino porque pudimos ver a Nina Zilli en las tablas de tan magno evento. Es más, quedó un puesto por encima de la andaluza interpretando el tema que da nombre a su último álbum. Eso da una idea de que no todo está perdido.

Antes llega esta opera prima que aglutina en un CD corto en duración, todo hay que decirlo, las perlas cultivadas que esta mujer de provincias italiana pone sobre la palestra para que los periodistas mainstream la adjetiven de forma luminaria como «la Amy Winehouse transalpina». Hay que ser lumbrera. Bien es cierto que la difunta inglesa ayudo a asfaltar el camino para que «Adeles», «Ninas» y demás intérpretes continuistas apostaran por los sonidos de los 60, bajo los patrones Motown y Spector. Pero hay mucho más en este Sempre Lontano: aromas mediterráneos que nos recuerdan a la banda sonora de esas películas italianas en las que el Technicolor casaba a la perfección con unas canciones que hablan de una forma fresca de las relaciones personales y de la vida desde un descapotable en la Toscana con las diademas puestas y las manos sujetando el sombrero.

Versiones de «Penélope», de «You Can’t Hurry Love» (que las propias Supremes ya habían traducido al italiano) o temas como «No Pressure» en los que se deja apreciar ese emparentamiento con la escena reggae o ese delicioso dueto «50 Mila» nos brinda un enorme disco en el que las canciones brotan de una forma tan natural que podríamos escuchar una y otra vez.

Esta cantautora no tiene que hablar de la prima de riesgo ni de las dictaduras europeas para ser más cool, hace canciones con un espíritu tan familiar que nos sentimos tentados de preguntar a Juan de Pablos («Flor de pasión», Radio 3) si la tiene controlada. Y vuelve a pasarme lo mismo: pasa por Madrid, lo hace en días raros, salas pequeñas y «de soslayo». Luego mi jefe me lo da en una tarde de primavera, lo escucho, lo disfruto y escribo lo que acabas de leer.