No hubo sorpresas en la 18ª entrega anual de los Latin Grammy. Luis Fonsi y su «Despacito» (con la ausencia de Daddy Yankee) fue el gran triunfador la pasada noche en Las Vegas al recibir cuatro gramófonos, incluyendo el de Canción del Año.
El otro nombre propio de la velada fue Residente (René Pérez). El que fuera líder del grupo Calle 13 abrió la gala y consiguió sus dos primeros Grammys como artista solista -aunque optaba a 9- por su proyecto en solitario: Mejor Álbum y Canción Urbana por «Somos Anormales». Un reconocimiento que también vio recompensado su hermano Visitante (Eduardo Cabra), ganador en la categoría de Mejor Productor.
René aprovechó su ‘momento de gloria’ para hacer una reflexión sobre la industria actual y soltar alguna que otra pulla a los que ponen en duda su capacidad como liricista. «Voy a hacer unas palabras anormales. Le quiero recordar a todo el mundo, que el arte no tiene que ver con cifras. Nosotros los artistas no somos números, no somos cifras, no somos datos. Nosotros hacemos cosas que sentimos y las tiramos al medio porque las sentimos con total honestidad y eso es lo que estamos premiando acá. Así que por favor, a todo el mundo, dejen de estar poniendo la cantidad de seguidores, cantidad de views, cantidad de cosas y empiecen a hablar más sobre la música, sobre los productores y quién produjo la música, sobre la letra que hace más falta. Que viva Puerto Rico. Fonsi, orgullo. A toda la gente urbana, a los raperos de verdad, a los MCs que le meten a la rima, gracias por inspirarme».