1. MARKY MARK
Si tienes menos de treinta es posible que lo recuerdes como una lejana pesadilla. Sí, antes de convertirse en actor de dudosa bis cómica y el gañan redneck favorito de América, Mark Walhberg decidió que era buena idea sacar tajada del éxito de su hermano Donnie junto a los New Kids On The Block. Así que, ni corto ni perezoso, luciendo bíceps y con cara de no tener demasiadas luces, se presento ante el respetable como una suerte de rival de Vanilla Ice. Bajo el nombre de Marky Mark And The Funky Bunch pretendía hacernos creer que era más duro y callejero que el pobre Vanilla. ¿La diferencia? El rubio de los leotardos y el tupé siempre tuvo gracia, y cantaba con las Tortugas Ninja; el pobre Marky en cambio, siempre fingió tomárselo en serio, y eso a pesar de lucir una estética tan absurda y Queer que parecía salida del mejor sueño húmedo de Perez Hilton. Sus duetos con Prince Ital Joe son caso a parte. Con ellos Marky quiso dejarnos claro que también le gustaba el reggae, otro gran must de todo rapper blanco que se precie, y con hits pseudoeurodance como «United», logró lo imposible; hacer que a su lado, Snow pareciese Beenie Man.
