Allen Toussaint entrecerraba ayer la puerta de la vida a la edad de 77 años. Lo hacía lejos de Nueva Orleans, el hogar que le proporcionó su don más preciado, la música. La figura del rhythm and blues por esencia y excelencia; creador de engranajes que enlazan los sonidos del jazz, el soul del sur, el funk y el blues con la facilidad de aquel que por méritos propios se convirtió en maestro, decidió transcender justo al otro lado del charco, aquí, en Madrid (España).
Se subía ayer por última vez al escenario del Teatro Lara, para deleitar como venía haciendo en sus últimos años a su público fiel. Ese público que lo perdió cuando por la edad decidió recluirse alguna temporada más en su estudio para ser músico de músicos; ese que desgraciadamente lo recuperó cuando el Katrina se lo llevó todo a su paso y decidió arrebatarle su hogar y su música, para arrastrarlo de nuevo a los escenarios de medio mundo.
Pianista, productor, compositor, letrista y arreglista, Allen Toussaint nació en 1938; un prodigio que desde temprana edad despuntaba a la vera del piano. Un fenómeno al que por lo visto lo clásico no le sentaba muy bien porque como declaraba en alguna entrevista, «el boogie woogie ya lo tenía atrapado». Discípulo aventajado del mítico Professor Longhair decidió fundar en los años 70 Sea-Saint Studios, lugar de peregrinaje para artistas como Paul McArthney, Paul Simon o James Booker, entre otros muchos.
Creador de piezas sublimes como «Southern Nights», «Everything I Do Gonna Be Funky», «Singin’ the Blues» o «Sweet Touch Of Love», muchas de ellas ahora reconocidas por las covers de otros grandes artistas, siempre fue el compendio perfecto donde cualquier músico avezado pudo extraer la versatilidad que tanto requiere la profesión.
Tras largos años siendo el claro ejemplo de las buenas notas que crecen entre los instrumentos de su Nueva Orleans natal, Toussaint se marcha dejando la puerta entreabierta para que todos podamos continuar escuchando el especial sonido que transportan los del sur.