Eric y Brian se presentaban ante un siempre benévolo público londinense en pleno estado de forma. Aunque está claro que es benévolo, pero no idiota, dado que no sería la primera vez que alguna leyenda del R&B sale a silbidos del Indigo O2. Sea como fuere, esta gira ha sido concebida para el éxito porque se han medido los tiempos tal vez de forma desigual, aunque el público al que van dirigidas sus canciones se ha supervisado de forma matemáticamente perfecta.
Quien adora a Eric, adora a Brian, y viceversa y quien no va por uno va por el otro (o por los dos). Esto hace que el ambiente en el que se vivió este recital fuera el perfecto, porque a pesar de las diferencias de timing (quizás por motivos de trayectoria y, por lo tanto, de repertorio) se pudo ver a dos gentlemen en estado de gracia.
Con un recinto no sólo cómplice sino también habilitado para un buen sonido, empezó puntual (UK) el concierto del de Alabama y con una seducción innata en su voz, en sus ademanes y en sus líricas, teñidas de un Soul contemporáneo de primera línea. Aunque también teniendo un hueco en el recuerdo para Frankie Beverly, líder de Maze.
Eligió 9 temas de sus diferentes trabajos e hizo vibrar en compañía de una corista femenina muy correcta con medios tiempos como «You’re The Only One», el cover de Toto «Georgy Porgy» o el pseudo-latino y elegante «Why You Follow Me» con el que cerró un concierto que, en realidad, supo a poco porque empezaba ya a enardecer a los congregados con su profesionalidad y su altas dosis de canalleo con las féminas.
A continuación, llegó Brian, quien quizás aparente algo más de edad, pero no llega a los 45, quizás por esa querencia por los clásicos, por ese Smooth Jazz del que se empapó tan de niño.
Toca el piano, la guitarra, hace guiños al público, pregunta al mismo qué temas quiere escuchar…vamos, lo que viene siendo un auténtico Gentleman en toda regla.
«Find Myself In You» fue el pistoletazo de salida, pero era sólo el principio, porque empezaron a sucederse auténticos hits como «Crazy Love», uno de los temas que mayormente le dio a conocer, «Kinda Girl» o los ya clásicos «Back At One» y «Anytime». Todas y cada una de las canciones fueron coreadas por un público hipnotizado, cómplice y entregado. Como entregada fue y estuvo la mujer que tuvo la suerte de recibir la caricia musical en primera persona de Brian, amén de un ramo de flores y un beso que recordará para los restos.
El crooner estaba cómodo en el escenario, demostró compenetración con el respetable en todo momento y a veces pecó de estar excesivamente teatral, pero todo sea por recalcar que lo que necesitamos es música, amor y R&B, un género que parece estar en los últimos tiempos en busca y captura.
No se olvidó de la gente del anfiteatro ni de sus músicos, impecables en todo momento ni de entonar «Last Dance», un perfecto colofón para una noche inolvidable. De momento, estos dos cuarentones tienen cuerda para rato. Si supieran lo que han significado en nuestros CDs recopilatorios para impresionar a la dama de turno…