Es curioso como una formación tan talentosa haya tenido que esperar tanto tiempo para editar su opera prima, y más con la que está cayendo. Una de las discográficas independientes más destacadas (PIAS) ha obrado el «milagro» y así hacer que los designios divinos se alíen en favor de este grupo liderado por Dani Reus. Precisamente éste, artista, compositor y cantante se convierte en el hilo conductor de un show medido al detalle, aunque con momentos en los que el ir y venir de los cantantes, escaleras mediante, no favorecía el ritmo del mismo. Dani, erigido en showman, con una simpatía innata, hizo que los asistentes se desperezasen y le clamaran «Cántalo, hermano» a lo largo de dos horas de brillante entretenimiento y buena música.

No faltaron los guiños a grandes himnos como «Imagine», la querencia por los espirituales más clásicos, la mirada a África y las nuevas composiciones que pueblan The Ultimate Celebration, el cual ha agotado la primera edición, algo para estar de enhorabuena.

El marco del Centro Cultural Conde Duque fue perfecto, aún con algún que otro leve problema en la parcela sónica, para admirar los movimientos de este grupo de talentos dirigidos por el citado director y con unos músicos a la altura y que incluso se arrancaron a cantar en un simpático gag.

El único pero es el nivel de inglés de alguno (sólo alguno) de los intérpretes, aunque pudieron paliarlo con una interpretación atrevida, efectiva y sentida. Los clichés de siempre de un género muy norteamericano se adaptaron a un variopinto público madrileño que estaba por la labor de disfrutar…y así lo hicieron. El homenaje a la desaparecida Whitney Houston con una excepcional «I Look To You» fue de lo mejorcito, junto al hecho de saber repartir magistralmente el protagonismo de tantos quilates musicales presentes en el escenario. No hay que olvidar los múltiples proyectos paralelos en los que están involucrados gran parte de los integrantes de este nutrido grupo.

La acústica fue ganando con el desarrollo del show, así como el fragor del público que acabó en pié y jaleando a una gente que sólo tiene el pecado terrenal (que conozcamos) de amar lo que hacen y creer en sus sueños.

A destacar también el cuidado estilismo de toda la formación, la versátil formación musical y la empatía con un público no iniciado, pero que quería saber qué es aquello del Gospel. La primera lección…magistral.