Tras la esperada salida de su álbum Bruja (Universal) el pasado mes de junio, la MC Mala Rodríguez, se ha pasado este fin de semana por la capital para presentarlo en vivo y en directo en la Sala Arena. Así pues, lo que a las nueve en punto del viernes (hora a la que estábamos convocados), parecía una sala con un aforo discreto, se multiplicó al lleno completo en cuanto el reloj tocó las 21:30h. En ese mismo momento entraba en escena la maestría de los scratcheos del canario DJ Jekey, aplausos para él, sin duda merecidos.
Al poco emergía de entre las sombras del escenario ella, entonando «¿a qué rendir pleitesía?» su aspirante a himno, «Esclavos». Sin sombrero de bruja, ni rastro en la piel del color de Elphaba, ataviada con unos mini shorts, camiseta negra, sudadera y zapatillas, sencilla. Lista para la pelea y sin perder el glamour paseaba sus interminables piernas La Hechicera Rodríguez, recibiendo las primeras loas oficiales de sus seguidores capitalinos.
Precalentado el caldero, Mala muy bien acompasada con Jekey, vertió en la sala unas cuantas letras de sus anteriores discos. Con «Déjame Entrar» casi se desgarra la voz y la pose y la raza albergaron a «La Niña» que llevaba numerito telefónico incluido para así dar unas calurosas buenas noches a Madrid.
Experimentó el relevantamiento de su gente con el reggae de «Quién Manda», tema en el que, para sorpresa de los allí presentes, a la jerezana se le unió El Coleta. El rapero de Moratalaz se marcó una improvisación con ese «sonido makarra» que le caracteriza, imprimiéndole a la actuación un exquisito distintivo de barrio.
A partir de ahí la fuerza de sus «33» trajeron su faceta más cañera en la mitad del espectáculo, y sin necesidad de patas de cabra hizo hervir la pócima con la única ayuda de su amenazante porra. «La Cocinera», «Nanai» o «Te Convierto» entre otras, vinieron después. Momento en el que rebajó el nivel de semejante tralla con un baño de agua a la masa, para acabar tomándole el paso sensiblero a las baldosas amarillas de «Dorothy». Un poco de charleta agradecida con la platea, pero como ni visto el ambiente se volvió a caldear con el erotismo de «Hazme Eso» y el desgañite popular de la aclamada «Por La Noche».
Parón y el público inamovible, la bruja de La Mala regresó al escenario al ritmo de «Tambalea», pidió la compañía de una fémina allá arriba, pero en medio minuto se le unió un aquelarre de hechiceras que con ganas de baile encantaron a más de uno allí abajo.
«La Rata», de su último disco, puso el punto y final a una actuación que desde el minuto uno fue creciendo vertiginosamente. Mala Rodríguez defendió la rebeldía de su último trabajo con uñas y voz, y sin necesidad de mucha floritura se metió de lleno a su público en el bolsillo de su corto short. Tanto es así que el hechizo hizo pensar a algunos que el concierto aún no había terminado, ¡cosas de brujería!