Lo que viene en llamarse «química instantánea» se apoderó de la Joy Eslava. No iba a ser menos cuando estábamos ante el segundo concierto de los Impressions en menos de un año, también acompañados esta vez por Pepper Pots, aunque esta vez dirigidos musicalmente por el vástago de uno de los miembros de este grupo, Fred Cash, Jr.

Adolecieron quizás de algo de mimetismo en las tablas en su propuesta con respecto a la precedente actuación, gags incluidos, pero anegaron de seda musical una sala en la que el sonido puede calificarse como de muy logrado. Bajo la atenta, incluso absorta, mirada de un respetable que pasaba con holgura los 30 (y los 40) en su mayoría fueron repasando un catálogo de canciones imborrable, de esos que pueden garantizar un repertorio eterno.

«Gipsy Woman», «It’s All Right» o «Woman’s Got Soul» hicieron que el riguroso gris de sus rígidos y algo acartonados trajes de antaño se volviera el uniforme de los ángeles con tamañas voces. Reggie Torian, la principal, hizo las veces de predicador y habló, con elegante socarronería, de sus cinco divorcios y emuló con acierto el inolvidable falsetto del mítico Curtis Mayfield, un Curtis al que recordaron como merece con unas sentidas palabras.

Se mencionó con orgullo la labor de Obama, el tren de los derechos civiles de «People Get Ready», la grandeza del Doctor King, así como momentos imborrables, como cuando paseaban su traje y su sombrero en los setenteros tiempos del blaxploitation. El momento, por tanto, «Superfly» no pudo faltar, como tampoco pudo faltar la inconmensurable «I’m So Proud», con unas armonías vocales que nadie podría atreverse a emular sin que los gallos le traicionasen. Un himno que demuestra a las claras que aquella música surgida en las calles de Chicago y el resto de «inner cities» del país de luces y sombras quizás nunca vuelva. Por eso hay que aprovechar para disfrutar cada nota, cada gesto y cada momento de este derroche de Soul sin más aditivo que la emoción.

Unos casi ancianos cantantes (Reginald algo menos) nos mostraron el camino para sonreír, ser orgullosos de lo que somos y no dejar de luchar… y empujar…empujar para que lo que prime en nuestra existencia sea eso… el amor por nosotros y por los demás.