Llegaron a España los 3 miembros originarios de este combo para demostrar que lo del año pasado de «EW&F Experience» era un experimento con gaseosa. Y la gente no falló a dicha salvedad, no cayeron en el error de pensar que iba a ser lo mismo que el año pasado, que por cierto el que os escribe también presenció y narró. Pero lo de este jueves (4 Jul.) en el Circo Price fue una gran noche.

El riff «funky» inicial, acompañado del bajo de Verdine White nos hizo saber que esto iba en serio. Las luces, la escenografía, los instrumentos, los atuendos…todo estaba medido. Philip Bailey quizás no sea Maurice White y pareciera algo «cascadete» al principio, pero poco a poco fue entrando en calor. Mucho ayudaron canciones como «Sing a Song» o «Shining Star» ante un enardecido público de mediana edad. El propio Verdine llamó la atención por sus gestos como si estuviera en trance, con pantalón de flecos y camisa de chorreras, que ya es decir…

Uno de los rasgos de siempre de este numeroso grupo musical siempre fue la parte instrumental, algo que quedó patente en los acertados «breakdown» o interludios que se marcó, por ejemplo, la sección de vientos.

Por si fuera poco el estado febril que alcanzó el recital, uno de los tres miembros mentados de Earth, Wind and Fire, Ralph Johnson (voz/percusión), cumplía años y nada menos que 41 llevan juntos estos veteranos. Philip fue de menos a más y dejó patente sus dotes vocales en repetidas ocasiones, con su hijo dándole por momentos la réplica en esta parcela. Temas inolvidables como el imprescindible «After the Love Has Gone», «Fantasy» o «Reasons» pusieron en liza el falsetto y demás dotes vocales del auto-erigido como líder de la banda y marcaron el tempo de un show milimétricamente estudiado en sus puntos de inflexión, descansos y puntos álgidos.

…y «September» y «Let’s Groove» cayeron como agua de julio, en un recinto al que empezamos a coger cariño aunque echemos de menos los escenarios de Puerta del Ángel. La gente vibró, la organización colgó el letrero de «no hay billetes» aunque viéramos plazas libres en la grada (¿?) y recuperamos la sensación de que los sucedáneos jamás podrán suplir a los auténticos, los verdaderos y los genuinos. Larga vida a Earth, Wind and Fire.