Inserto en la misma tónica predominante de muchos eventos que acaban «pinchando» en su asistencia y concurrencia por el, a veces, poco implicado público, este concierto no fue una excepción (menos de media entrada) pero nos brindó la sensación de que hay público dancehall…y muy entregado. Quizás el haberse celebrado un miércoles y en una sala algo inédita para estos estilos provocó la sensación de haber podido ser más fiestón de lo que fue. Sin embargo, tanto el buen hacer de Chronic Sound como de Pionear y Roc de Germaica Records se reflejó en un show completo, sin fisuras, con sonrisas y buenas vibraciones por doquier y esa siempre deseada coordinación en el tema de salida al escenario de todos los artistas.
En primer lugar, la plana mayor del dancehall en España irrumpió en escena, uno a uno: un Bon Korleony muy motivado presentando Hablo de Dancehall, un Newton que últimamente está en «todos los fregaos», un Bman Zerowan enérgico, como en él es habitual, o un Lasai que ha superado el handicap de no saber enfrentarse al público con holgura…
Aunque el de Talavera merece un punto y aparte. Su manera de fluir sobre el patois nos obliga a mirar en su árbol genealógico para saber si le toca algo con los magos del raggamuffin de los 90. Lasai es el presente y futuro de la escena, le resta editar ese LP con mayúsculas que le consagre. Por su parte, Dakaneh fue in crescendo en su showcase ganando enteros y complicidad conforme iba desgranando sus temazos, tarareados por todos los congregados en esta especie de liturgia dancehall.
Novato demostró saber enardecer a la gente con su particular estilo y su crudo mensaje, aunque por momentos le jugó una mala pasada el micro y no tener algo más ensayada la cadencia de los temas. Es decir, esos parones, en los que también incurrieron Ward 21, van en detrimento del desarrollo del espectáculo, desde nuestra humilde opinión de espectador. El bueno de Lucas de Chronic Sound hacía todo lo que estaba en su mano para seguir el compás de todos y cada uno de los artistas, lo bordó con ese savoir faire en el Serato, junto a su incombustible compañero Salva, quien iba de un lado a otro.
Entonces salió «El chico de Fuego» a escena tras su baño de multitudes estos últimos meses en toda la Península. ¿La gente? entregada, como no podía ser de otra forma, y Swan con unas tablas innegables, una energía a prueba de Pull Ups y canciones ya conocidas por todos y todas. Entre ellas, la que se marcó con Suku de Ward 21, parte del show de unos jamaicanos solventes que parecen más serios (a priori) aunque luego se entregan y demuestran saber estar en familia.
A lo largo de más de una hora y media de show, el trío de productores y cantantes nos regaló momentos memorables, como cuando interpretaron la clásica «Garrison», la imprescindible «Judgement Day» o toda esa ristra de canciones que marcaron a los intérpretes que hacía minutos habían estado en las tablas. Incluso nos regalaron una producción de ese mismo día, que podríamos definir como dubstep machacón o dancehall electrónico. El caso es que nos hicieron disfrutar de lo lindo, demostraron que los jamaicanos están hechos de otra pasta y que queda Ward 21 para rato. ¡Nos vemos en la próxima Dancehall Xplosion!