Freedonia es música en estado puro, expresividad a raudales, un show en directo en el que entran en liza multitud de recuerdos de actuaciones en nuestra mente, de referentes de lo más sagrados en nuestra memoria melómana. Al frente, Aurora García, una pantera que se transforma en las tablas y que se desnuda en esta entrevista, junto a su bajista (Fran Panadero), un tipo que destila no menos elegancia.

 

UMOmag.com: ¿Qué es Freedonia? ¿Cómo, cuándo y por qué nace?

Freedonia: Va un poco por un orden natural de cosas, al principio éramos alumnos de una escuela de música y hacíamos Jazz en el sótano de la escuela unos cuantos y tomamos la determinación de ir a la playa a tomarnos unas cervezas y a tocar en la playa, no era algo más ambicioso. Pero, a raíz de eso, surge una gran amistad entre todos y se empieza a consolidar y cuando nos encontramos con Aurora también en la playa empezamos a tratar de buscar un camino común. Fue Aurora quien empezó a plantear el tema del Soul, porque a ella le gusta mucho cantarlo. Y, al final, todos teníamos simpatía por esa música, unos la conocíamos más, otros menos, pero todo el mundo tenía esa inquietud.

El nombre de Freedonia surgió porque le gustaba mucho a nuestro teclista, vimos la peli ‘Sopa de Ganso’ de nuevo; le sacábamos cada día un detalle más y realmente al final se ha convertido en una manera de trabajar, ya que todo es muy horizontal en nuestra manera de trabajar: nos gestionamos, nos autoproducimos, y buscamos la manera que entre todos salga adelante como una piña.

UMOmag: La mímesis con los sonidos del Soul de los 60 y los 70 es evidente. Esa parte la habéis pulido de una manera tan perfecta que se puede decir que habéis trasladado la magia de aquella época? ¿Eso era parte imprescindible para que una voz de tus características encontrase cobijo?

F: Realmente, cuando decidimos apuntar en una dirección musical teníamos claro que tenía que ser en una dirección clara porque todos éramos diferentes y de ahí podía salir casi cualquier cosa. Éramos una banda grande y si queríamos llegar a algún lado teníamos que apuntar a un punto fijo y fue bastante decisivo que yo cantase Soul más puro entre comillas de los años 60 y 70. Entonces fue cuando todos nosotros empezamos a estudiar más el estilo, con todos los instrumentos a la manera de la época.

Teníamos nuestra inquietud personal como músicos, pero no quisimos tirar por lo fácil. Cuando entre todos nos marcamos un objetivo y llega el disco luego…han pasado cinco años.

Yo, por ejemplo, soy bajista y contrabajista y tenía la tendencia de rellenar e improvisar mucho las líneas y ser muy jazz. Cuando tienes que desaprender algo para aprenderlo de nuevo es un esfuerzo doble y un trabajo entre todos. Además, en este disco hay mucha emotividad, eso es obvio.

UMOmag: Estarás harta de que hablen de la potencia de tu voz. Sin embargo, el techo en la música negra en España está por dibujar. ¿Cuáles son los principales obstáculos que encuentra para dejar de ser underground, por así decirlo?

F: Nos hemos dado cuenta en el corto recorrido que llevamos que de «underground» nada, a la gente le gusta el Soul, pero no tiene la oferta suficiente para escucharlo. Tenemos público de todo tipo, hemos vendido un montón de discos en poco tiempo, y somos los primeros sorprendidos porque pensábamos que éramos «underground»; el techo está ahí, la cultura musical española es la que es, la industria musical…

Nosotros no tenemos la intención de quitarle nada a nadie, aunque sí es verdad que donde está la llave es cuando la gente nos escuche. Si te gusta bien, si te gusta no también.

Es muy difícil tener a todo el mundo contento, estar en el «mainstream» y estar en la escena de la música negra al mismo tiempo.

En la producción, la labor de Santi Martín, el bajista de Sweet Vandals, ha tenido mucho que ver en el resultado final, nos ha grabado y nos conseguía todo lo que hiciese falta.

Nosotros, además de encontrarnos con la crisis económica, el problema que solemos tener es mover a diez personas, porque es un gasto muy grande para movernos a cualquier lado, es un problema con el que tenemos que enfrentarnos todos los días.

UMOmag: El hecho de cantar en inglés. ¿Es por abrir mercados o por ser más respetuosos con los pioneros?

F: Eminentemente, porque el español fonéticamente es muy duro y personalmente he escuchado a gente que lo ha intentado en nuestro idioma pero a mí personalmente no me gusta. No me veo y creo que mi voz cambia si canto en castellano o en inglés. Me siento bien cantando en inglés.

UMOmag: ¿En la prensa siguen sin enterarse de que en España también se puede hacer buen Soul sin necesidad de atravesar el Canal de la Mancha? ¿Es quizás por el error de establecerse a sí mismos unas limitaciones?

F: De todas las entrevistas que nos han hecho muy pocas sabían de lo que hablaban, mucha gente decía «Sul», se aprende las preguntas básicas, 10 personas, la acogida del disco, pero la gente no tiene ni idea.

Hay una falta de cultura y un gran desconocimiento, están un poco maniatados, son los que son y hay los que hay.

UMOmag: Las canciones hablan de amores, de desamores y de coraje y carácter femenino, invitando descaradamente al baile. ¿Expresas mejor cerca del llanto o cerca del éxtasis bailongo?

F: No podría elegir, porque me gusta tanto desmelenarme y bailar y partirme el cuello bailando como cantar una balada. A la hora de componer yo con el piano siempre me salen más baladas, soy una tía sensible, aunque nadie se lo crea (risas). Me gustan ambas cosas.