Rihanna - ANTI | Discos | UMOMAG

Rihanna

ANTI

Westbury Road/Roc Nation Records, 2016

RnB Alternativo/Pop

Valoración: 8.5

Disponible en: Amazon | iTunes

Un zarpazo fácil, certero, hasta gratuito (vía Tidal), y sin métricas adecuadas que valoren íntegramente el octavo álbum de la de Barbados sería el de apuntalarlo como ANTI-Rihanna. Es como aquel y ya popular juicio que la coloca en un estado fallido caracterizado sólo por la falta de éxitos para el club después su Unapologetic (2012). Y es cierto, tan sólo parcialmente. Contrario a las generalidades pesimistas de la actual mutación de Rihanna, este es posiblemente el primer título discográfico en el que ha levantado un pop de gran y remarcable altura.

ANTI no refleja el asequible reciclaje pop que compilamos en la última década: experimental, oscuro, incómodo, el álbum número ocho de Rihanna es la salida más honesta que un icono del género como ella ha tomado, aunque claro, con algunos tropiezos que finalmente, y en la suma del todo, el zoom no es tan significante en dichos temas.

La bandera del título es confusa y su eje ha llegado a ser mucho más conceptual que estrictamente instrumental. Momentos dancehall, un robusto trap, hip-hop con tramados industriales, capas de futurismo, baladas soul que parecerían estiradas e innecesarias tal vez, y un RnB con dejes de algunos contemporáneos de su mismo almanaque como The Weeknd y Frank Ocean saltan en el material. Todo envuelto en un aliento sombrío que ha sido comparado con el más reciente Yeezus de Kanye West. A simple vista, lo tiene todo, a excepción del emblema sonoro que la cantante de sobra ha sabido presumir en su conocido historial, y que en este caso, se trata de la colaboración con Drake en «Work».

Paradójicamente, estamos ante una versión descafeinada pero mucho más propositiva de Rihanna, una que en años previos jamás hubiese incluido una gigantesca reversión -aunque parece más una grabación montada- a una canción de Tame Impala («Same Ol’ Mistakes»), donde el toque industrial, desaliñado y saturado de «Woo» no cabría en su pasado. Y mucho menos algunas bases de delay, synthpop y electrónica más contemplativa que emergen de temas como «Needed Me», «Yeah, I Said It» o «Goodnight Gotham» (en la versión deluxe), o la integración de un soul que se aleja notoriamente del terreno del álbum.

Excesivo, ambicioso, fallido, exagerado, genial o sólo inflado, el ANTI de Rihanna se ha convertido y sin titubear, en uno de los álbumes más discutibles en el año, ya sea por su género, su concepto, su historia, su evolución, o su congénita esencia atemporal. Es todo menos ‘ANTI-algo’, porque en sus casi 45 minutos ha demostrado no quedarse fuera de cualquier y polémica disputa. En ANTI ha dejado los diamantes para por fin ponerse la corona.