Poco a poco, los grandes genios del siglo XX van abandonando este mundo. El último en iniciar su viaje ha sido Prince, fallecido ayer (21 Abr.) con tan sólo 57 años en su Minneapolis natal. Tras de sí deja un legado musical tan profundo como casi inabarcable, que hace décadas había trascendido el ámbito de lo musical para convertirse en auténtico patrimonio cultural de la humanidad. Su influencia tanto musical como estética vive todavía hoy entre nosotros, reflejado de manera nítida en artistas tan diversos como The-Dream, The Weeknd, Miguel o Frank Ocean, por citar los ejemplos más evidentes.

Nacido un 7 de junio de 1958 bajo el nombre de Prince Rogers Nelson en Minneapolis (Minnesota), cuenta la leyenda que con apenas siete años compuso su primera canción y también, que su gran sueño siempre fue ser jugador de baloncesto. Puede que su escasa estatura (1,58 m) provocara que perdiéramos a un jugador mediocre, pero hizo que ganáramos a cambio, a un genio precoz.   

Con For You (1979) comenzó una prodigiosa carrera como insultante multiinstrumentista -dominaba más de viente instrumentos- compositor, cantante e icono cultural que sobrepasó todas y cada una de las etiquetas que durante el camino muchos quisieron colgarle. Llegó a escena como un artista más surgido a raíz de la caída de la música Disco, pero enseguida la industria descubrió que no sería fácil domar a un tipo que no estaba dispuesto a seguir el rígido guión previsto para los artistas negros de su generación. Su propuesta, un cóctel explosivo y sin precedentes de Pop, Rock, Rhythm and Blues y Funk, dio el pistoletazo de salida a lo que muchos llamarían después ‘Sonido Minneapolis’, del que se convertirá para siempre en su mejor embajador.

Con el tiempo, su ambigüedad, tanto musical como sexual, haría de él el antagonista perfecto de Michael Jackson, con quien la industria quiso durante años generar una prefabricada rivalidad. Pero Prince jamás pudo ser comparado con nadie; su capacidad para generar sin parar momentos y  música trascendente -en el amplio sentido de la palabra- jamás tuvo rival. Incapaz de contener su caudal creativo, cedería su talento como compositor, músico o productor a numerosos proyectos ajenos de amigos y artistas afines, donde le vimos brillar oculto bajo extraños y ya legendarios seudónimos.

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Para el recuerdo, siempre quedarán álbumes eternos como Dirty Mind (1980), Purple Rain (1984), el disco y la película que lo catapultaron como fenómeno cultural, 1999 (1982) y sobre todo Sign-O-The Times (1987) ,  considerada por muchos su gran obra cumbre. Pero también temas como «When Doves Cry», «Kiss», «I Wanna Be Your Lover», «Controversy», «Why You Wanna Treat Me So Bad», «Sexy MF»,… y así hasta al infinito, para completar una descomunal carrera conformada por un total de 39 álbumes de estudio, 100 millones de discos vendidos, 7 premios Grammy, un Oscar, un Globo de Oro y miles de imitadores.

Durante los años 90 iniciaría su guerra abierta con Warner Bros. Records, con quien litigó para obtener su ansiada libertad creativa, que derivó en su mítico cambio de nombre por un emblemático símbolo mudo -unión del género femenino y el masculino- que abandonó en el año 2000 para volver a ser el Prince de siempre.

Tan excéntrico en sus apariciones públicas como hermético con su vida privada, sus supuestas y constantes conquistas amorosas culminaron en un breve matrimonio con la bailarina Mayte García en 1996, del que nacería su único hijo Boy Gregory, que desgraciadamente falleció con tan sólo una semana de vida.

Hoy, alejado ya de los excesos del pasado y convertido en devoto testigo de Jehová, Prince se encontraba escribiendo unas memorias que puede que jamás lleguemos a leer, a la vez que viajaba por Estados Unidos con su ‘Piano & A Microphone Tour’ acompañado tan sólo por un piano púrpura. Este mismo mes, y a su paso por Atlanta (Georgia), la gira se vio suspendida oficialmente a causa de una gripe severa. Su ingreso de urgencia en el hospital hace apenas una semana hizo saltar todas las alarmas, que él mismo quiso desmentir celebrando pocos días después una última gran fiesta en su casa. Ayer a las 10:00 am, hora local, fue encontrado sin vida en su casa de Paisley Park. Cuentan que la noche anterior se había encerrado, como siempre en el estudio, para hacer música hasta el amanecer. Descanse en Paz Prince Rogers Nelson, el hombre. El mito, la leyenda y su legado, seguirá siempre con nosotros.