DÍA 1 (19/07/12)

Verano en San Sebastián no siempre significa sol, pero si significa JAZZALDIA, festival de jazz. Cinco días con la ciudad inundada de música aunque no necesariamente de jazz. Múltiples escenarios y propuestas, gratuitas o de pago, con mucha gente aprovechándolas. Más aún si el sol decide, como este año, asistir a una edición que tuvo su pistoletazo de salida con la Jazz Band Ball: ocho conciertos gratuitos (más soul que jazz) que se prolongaron desde la media tarde hasta bien entrada la noche.

En la terrazas del Kursaal el veterano donostiarra Javi P3z y su nueva formación Triz3ps fue uno de los encargados de iniciar la velada con su soul teñido de pop y funk blanco que evoca a Style Council –por desgracia sin la voz de Weller-. Canciones como «Dulce Movimiento» caldearon el ambiente mientras en otros escenarios actuaban Travellin’ Brothers Big Band y Juan Zelada.

Alabama Shakes no compartió protagonismo con nadie. La banda liderada por la expresiva y enérgica Brittany Howard -una especie de Aretha Franklin poseída por Janis Joplin- se hizo dueña y señora del escenario más grande, en la playa de la Zurriola. Allí desgranaron los temas de su disco Boys And Girls con esa entrega que los hace especiales. Nada nuevo bajo el sol, pero la pasión de Brittany es auténtica cuando canta «Hold On, «Rise To The Sun», o «Be Mine» y eso se contagia. Fue la comprobación de que uno de los discos del año tiene un directo igual de sólido, sin trampa ni cartón.

De vuelta a las terrazas del Kursaal, Dayna Kurtz y su botella de whisky dirigieron un elegante y agradable viaje desde el folk al jazz subidos en un blues. Mientras unos disfrutaban de la cantante de New Jersey, que se despidió con una deliciosa «Love Gets In The Way», otros espectadores bailaban con el R&B de The Excitements en un escenario cercano en lo que, según las crónicas, fue otro gran concierto.

El plato fuerte llegó después: Sharon Jones, ante una playa abarrotada, se erigió en la reina de la velada. Su propuesta de soul-funk hizo subir la temperatura de la fresca noche donostiarra. Imposible no bailar, mover los pies y agitar la cabeza. Los Dap Kings, su banda, son tan potentes como una locomotora pero no pueden eclipsar a una Sharon que recuerda a la entrega de Tina Turner en los setenta, y eso son palabras mayores. Sin un minuto de descanso canciones como «Money», «Natural Born Lover», «Fish In My Dish», «New Shoes», o «Window Shopping» sonaron más funk que nunca. Tras verle en directo es fácil pensar que 100 days, 100 nights hace referencia al tiempo que Sharon Jones puede permanecer cantando y bailando sin parar.

Con la sonrisa puesta tras el lujo de haber disfrutado de semejantes conciertos gratis y en un escenario tan idílico, nos fuimos a dormir sabiendo que por delante nos esperaban cuatro días más de buena música.