Flavio no quiere quedarse de Rodríguez en casa este verano. Quiere defender su «Ego» y hacerlo con un disco en el que ha hecho lo que le ha dado la gana (y van…). Con cambio de productores, renovadas ilusiones y compañeros al micro de auténtico lujo, finaliza una trilogía de discos de los que se recordarán con el tiempo por ser parte de nosotros, de nuestros recuerdos, miedos y desvelos. Es lo que tiene ser un caballero genuino en este mundo de oportunistas.
UMOmag.com: Después de Eléctrico el proceso natural era o abandonar dada la situación de la industria discográfica o dar una vuelta de tuerca. Tú has apostado por lo segundo y eso supone experimentar y ser libre. ¿Nunca te has plegado a las exigencias de nadie ni has hecho tu música condicionado por dicha situación? ¿Tu manera de fluir es hacer lo que te pida el cuerpo?
Flavio Rodríguez: Claro. De hecho, Eléctrico era la primera referencia de nuestro sello, Little Red Corvette Records, tampoco estaba condicionado por la industria. Cuando hice Eléctrico estaba escuchando una serie de canciones y una música que me influenciaron en ese momento y decidí hacer un disco con toques más ochenteros, noventeros. Me apetecía hacer canciones menos comprometidas, más por diversión y es lo que hice. Y ahora he ido por otra vía, pero nunca me he basado en criterios de la industria.
UMOmag: En el capítulo de la lírica, se puede decir que cada vez pones menos de ti, te alejas más de ti y creas un personaje en lo que se refiere a las letras; sin embargo vuelcas todas tus experiencias en este tercer álbum. ¿Qué has querido plasmar en las letras de EGO?
FR: Yo creo que si bien en Eléctrico fui víctima de mi personaje y sonaba más superficial que el primer disco, que era más creíble, supongo que tenía que ver también con el estilo de música, con el rollo que llevaba, Sin embargo, este disco pienso que es muy sincero y muy personal. Lo que pasa es que quizás he abandonado la fórmula de escribir todo, pero al mismo tiempo describo muchas sensaciones, muchos momentos, sentimientos, pero es muy personal, nunca he dejado de hacer música personal. Aunque igual mi anterior trabajo podía parecer más superficial, pero siempre ha sido personal.
UMOmag: Este disco es onírico, más de sensaciones, de tal forma que es mucho menos directo. El discurso es menos directo, menos punzante que el de otros discos, quizás haya que escucharlo más veces para que te llegue el mensaje. ¿Ha sido un cambio de registro en lo que a la manera de expresarse se refiere?
FR: Sí, ha sido un cambio de registro total. Quizás una de mis obsesiones a la hora de hacer este disco dentro de que siempre intento ser lo más natural posible, me apetecía hacer un disco que tuviera relación con la época en la que estoy viviendo y con la edad que tengo. No quería volver a caer en los tópicos de la Zona V.I.P., ni en cosas más juveniles, porque son cosas que he abandonado; me apetecía escribir más sobre sensaciones, temas etéreos y que muchos de ellos darán a múltiples interpretaciones. Flaviolous era muy descriptivo, te contaba exactamente cada momento. Aquí intento mostrar otras sensaciones. Cono anécdota decir que cuando le pasé la canción «Ego» a la gente que hizo el vídeo, ellos interpretaron la canción de una forma totalmente diferente a lo que yo quería decir. También me gusta que se den varias interpretaciones.
UMOmag: ¿Se pueden considerar, por ende, las letras más maduras, este disco es más poesía y los anteriores eran más prosa?
FR: No sé si las letras son más maduras, yo tampoco me considero un gran erudito escribiendo, pero creo que he abandonado la cosa más prosaica, a cambio de cosas más conceptuales y de sensaciones, frente a cosas más tangibles.
UMOmag: La música de Quiroga, por ejemplo, te imbuye de ello y te pide hablar de esas cosas y en ese tono. No es lo mismo unas bases más estándar que la música de este productor, que es más un concepto en sí. Te has dejado llevar también por una tendencia. Se trata de un disco para escuchar del tirón y no más deslavazadas entre ellas.
FR: Ahí tienes razón, el disco es muy líquido y considero que la música es muy atmosférica, hipnótica y narcótica y tiene ese rollo de suspenderse en el aire, «muy de flotar» y eso creo que te induce a hacer canciones mucho más conceptuales y menos concretas a la hora de contar cosas. Y no sólo el trabajo de Quiroga, sino también el de Cookin’ Soul, he elegido temas y me he decantado por canciones que me inspiraran algo más que lo que me inspira la música Urban en general. Temas que supongan retos y que me hagan feliz, que lo escuche y que me guste escucharme como álbum, sea yo o si lo hubiera cantado cualquier otro.
UMOmag: El trabajo con Cookin’ Soul, cuando le planteaste alguna idea, como por ejemplo esa de que flotara en el ambiente. ¿Cómo les hiciste partícipes de esa idea?
FR: Al principio tenía una idea de hacer algo que sonara muy de finales de los 90-principios del 2000, pretendía hacer eso con estos productores porque creo que ellos controlan mucho esa época, pero cuando ellos empezaron a pasarme beats de forma fortuita, para que los escuchara a ver qué me parecían. De hecho, de Quiroga llegué a escuchar más de 100 instrumentales y de Cookin’ Soul no tantos, pero 30 ó 40 seguro. Cuando escuché esos beats encontré cosas que me inspiraron para girar hacia otro lado y tanto Cookin’ Soul como Quiroga me mostraron caminos que me llevaron a la creación de Ego. Incluso las ideas preconcebidas que tenía de lo que me hubiese gustado las iba llevando hacia otro lado con otro material que ellos tenían por ahí, que nadie había utilizado antes, incluso cosas que estaban haciendo sólo para mí, que me estaban motivando de moverme hacia otro lado, lo cual me alegro muchísimo. Y me ha encantado, para mi gusto es el mejor disco que he hecho de los tres que llevo.