La diversa programación de la novena edición del festival madrileño Cultura Inquieta tenía una clara protagonista, Rosalía. La catalana venía dispuesta a presentar a lo grande su proyecto El Mal Querer (Sony Music Spain), tras el gran revuelo mediático a su paso por el festival ‘Sónar’ en BCN hace unas semanas y con «Malamente» acumulando views en YouTube (ya ha superado los 10 millones). Había ganas de ver a la joven artista y eso se notaba en el ambiente minutos antes de salir a ‘comerse’ el escenario; hubo que esperar hasta las 23h de la noche.
Dos palmeros, otras dos coristas, sus ocho bailarinas, y el músico y productor canario El Guincho tomaban posiciones antes de arrancar lo que iba a ser una noche cargada de fusión, cante clásico, y sobre todo, mucho arte. Criada desde muy pequeña en el flamenco, Rosalía (1993, Barcelona) ha sabido cómo evolucionar dentro de su propio estilo teniendo claras cuáles son sus raíces, pero a sabiendas de que también bebe de influencias contemporáneas (Latina, RnB, Trap). Y eso es lo que se puede ver en este nuevo espectáculo, donde combina ambos mundos de manera magistral por mucho que a los puristas del género les duela.
Aunque la salida del nuevo proyecto de Rosalía aún no tiene fecha, ella misma fue la encargada de ir presentando al público las nuevas canciones de su repertorio incluyendo una obra de Pharrell Williams. El Guincho (Pablo Díaz-Reixa Díaz), gran artífice de este nuevo rumbo musical de la artista barcelonesa, iba soltando los beats y haciendo las cajas en directo con su pad mientras ella y sus bailarinas se encargaban de marcar el ritmo de la noche con unas coreografías muy trabajadas y de una exigencia máxima; había momentos en los que Rosalía necesitaba tomarse un respiro entre tema y tema.
En las partes en las que repasaba su antiguo material, se quedaba -casi siempre- sola en el escenario con un foco que iluminaba su vestido blanco adornado con brillos y lentejuelas. Si había que taconear, se cambiaba rápidamente de calzado (adiós sneakers) y lo bordaba con el público ovacionando a cada paso que daba. Si algo tiene Rosalía, entre muchas cualidades, es su saber estar, la disciplina y las tablas que ha acumulado en estos años de carrera profesional. Venir de donde viene y ponerse a bailar como si fuera Beyoncé, Lady Gaga, Janet Jackson o Madonna en sus mejores tiempos es algo que está al alcance de unas pocas elegidas, y ella se lo está ‘currando’.
El diseñador español de fama internacional Palomo Spain es quien se ha volcado en la confección del nuevo vestuario de Rosalía, quien lució dos espectaculares vestidos a lo largo del concierto. Primero, uno blanco marfil al que antes hacíamos alusión que combinaban con el de su cuerpo de baile (firmados por Pili Vila -Daikyri- y confeccionados por Gustavo Adolfo Tari), y después un dos piezas rojo con flecos a juego con el micrófono. Como complemento, sus coloridas uñas postizas (llevaba cada una de un color) que se han convertido es su seña de identidad al igual que su larga melena oscura. La moda, la danza y la música española unidos por una artista que parece tener claro hacia dónde se dirige.
Por ponerle algún pero, que no interpretara «Brillo» junto a J Balvin, quien estaba en el backstage, y la escasa duración del concierto; tardamos casi más en desplazarnos al recinto de Getafe donde se celebró. Una hora para ser exactos…aunque viendo las caras de los asistentes podríamos decir casi con total seguridad de que todo el mundo se fue a su casa más que satisfecho con lo vivido y ese infeccioso estribillo de «Malamente» y su ya famoso ‘tra-tra’ canturreado por los asistentes más jóvenes, en su mayoría chicas adolescentes que han encontrado en Rosalía un modelo a seguir tanto por su juventud, carisma y naturalidad como por todo lo que derrocha cuando se sube a un escenario. Si su progresión artística sigue así, va a llegar hasta donde ella quiera.