DÍA 5 (23/07/12)
L’Orchestre d’Hommes-Orchestres ha sido la gran revelación del JAZZALDIA, tanto que el último día se programó una actuación extra debido al rotundo éxito de las dos anteriores. Estos curiosos hombres orquesta toman el repertorio de Tom Waits y lo pervierten y reinventan en una performance alocada y gamberra en la que se sirven de guantes de boxeo, palos de golf, espaguetis, cochecitos de niños, sierras y escaleras para hacer música. Convirtiendo a Tom Waits en una especie de cuadrilla de trovadores nómadas de una película de Terry Gilliam. Muy recomendable y divertido.
Volviendo al jazz, y a la plaza de La Trinidad, Neneh Cherry, junto con The Thing, presentó un extraño homenaje a su padrastro, el trompetista Don Cherry. Extraño porque a pesar del título –tribute to Don Cherry– aseguraron no ser una banda tributo, que simplemente tenían a Don siempre presente. De hecho sonaron temas de «Suicide», la propia Neneh y los Stooges. O eso dicen, porque el homenaje era en clave de free jazz, de lo que Don Cherry fue pionero, y yo no entiendo el free jazz. Sospecho que hay un orden en ese caos, que hay un por qué en la arritmia, la atonalidad y la improvisación desmedida; pero no llego a vislumbrarlo y no reconocí ni una tonada.
Tras ellos llegó el turno de Miles Smiles, una banda formada por músicos, no muy sonrientes, que habían trabajado con el gran Miles Davis. El trompetista de Alton estuvo muy presente en esta edición, en la que fue premiado Jimmy Cobb, único superviviente de las sesiones de grabación del mítico Kind Of Blue. Jimmy Cobb ofreció el lunes un buen concierto en el Kursaal en el que demostró estar en plena forma, aunque cediera el protagonismo al guitarrista Larry Coryell, que nos deleitó con un arreglo «algo loco» del «Bolero de Ravel», y al organista Joey DeFrancesco, miembro tambiénde la formación Miles Smiles en la última noche del JAZZALDIA.
Junto al orondo DeFrancesco, en el escenario staban el guitarrista Robben Ford, el trompeta Wallace Roney, el hierático saxofonista Rick Margitza, el bajista Darryl Jones y el batería Omar Hakim, todos músicos de primera línea que dieron su toque personal, muy marcado, a composiciones tan vibrantes como «Maiysha», «Don’t Stop Me Now» o «So What». Como curiosidad, De Francesco pudo compartir escenario por segunda vez en esta edición con un guitarrista que hizo variaciones sobre el «Bolero de Ravel».
Broche jazzístico de lujo para una soleada y notable edición del HEINEKEN JAZZALDIA, a pesar de que este año no haya habido una estrella de relumbrón mundial (las últimas ediciones el cierre lo protagonizaron Elvis Costello y Cindy Lauper). En los tiempos que corren tener un festival como este y haber renovado el patrocinio con la verde cervecera es todo un lujo que merece la pena disfrutar. Ya queda menos para la 48ª edición.