DÍA 4 (27/07/13)

Llegó el día del «Maratón Masada» de John Zorn, uno de los conciertos más exclusivos -único en Europa- y esperados de esta edición del «Heineken Jazzaldia». La duración del Masada Marathon, más de cuatro horas de talento desbordante, le hacía solaparse con el concierto de China Moses en la Plaza de la Trinidad, por eso la noche del sábado faltaron muchos habituales entre el público. Cuentan que vivieron algo único e irrepetible, las crónicas están llenas de superlativos y entusiasmo, así que la propuesta de John Zorn cumplió con las expectativas.

Los que no pudimos asistir a esa maravilla pudimos disfrutar de otro mágico concierto, el de China Moses, la cantante americana residente en París. Seductora y coqueta consiguió cautivar a todos los asistentes. Su control del escenario está al nivel de la calidad y calidez de su voz. No sólo es una cantante, es una gran intérprete. Supo mostrarse intensa, sexy, intimista, graciosa, juguetona… lo que necesitase el repertorio. Su manera de interpretar «Crazy Blues» cogiendo las formas de una blueswoman de los años 30, el sentimiento de «Cherry Wine» o la intensidad de «Work Song» hicieron que pareciera una artista mucho más veterana que lo que realmente es.

El público, totalmente rendido y enamorado, le dedicó unos sonoros aplausos que ella recibió con una sonrisa aún más brillante que sus imposibles zapatos de lentejuelas. Suyo fue uno de los mejores conciertos de esta edición.

Con ese listón tan alto llegó el turno de Concha Buika y su propuesta de mezclar bolero y copla con las maneras del jazz. No cabe duda de que su voz es un portento de la naturaleza, que lo suyo es un derroche de presencia y descaro; pero para dar un buen concierto hay que dar algo más. Su actitud -soltando carcajadas al acabar cualquier canción por dramática o intensa que fuera-, sus discursos entre canción y canción -llegó a autodenominarse maestra- y un mal entendido derroche de voz -resultó algo chillona- no estuvieron a la altura del concierto que le había precedido. Hay algo en Buika que no parece auténtico, que no parece natural, y en esa lluviosa tarde se notó de manera notable.